Cuarto Capítulo

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Cuarto Capítulo

El viaje fue más largo de lo que esperaba pero muy confortable. Viajaron en asientos enormes, casi como una cama. Anchos, mullidos, cubiertos por una tela muy suave.

Cada una hora la azafata les llevaba a los únicos pasajeros bebidas, comida o lo que ellos pidiesen.

En cada respaldo tenían computadores portables y monitores por lo cual fueron escuchando música o viendo películas. Thomas le sugirió a George casi al inicio si no era mejor  ir trabajando en la misión que tenían pero su guía creía que era más seguro hacer todas esas operaciones desde la base de la organización para que no haya fuga de información; al sonarle lógico el joven se dispuso a disfrutar de música a su elección y a  leer.

Se había dormido profundamente por eso al sentir algo que lo sacudía por su hombro se sobresaltó.

-       Thomas ya hemos llegado, hemos volado por más de 13 horas es comprensible estés desorientado. Le dijo amablemente George.

-       Pues si, a decir verdad estoy muy dormido, si bien leí y todo, me dormí hará cuestión de no sé... seis horas; guau estoy agotado!

-       Estos viajes pueden ser extensos pero tratamos de que sean lo más confortables posibles.

-       Si eso no lo puedo negar, dormí estupendamente.

Ambos descendieron del avión y un auto azul los estaba aguardando. De inmediato se encontraban atravesando la ciudad. Qué cosa más impresionante, Thomas había viajado por el mundo claro, pero siempre quedaba azorado con lo magnífica que era Hong Kong. Enorme, millones de personas en auto, caminando, en bicicleta; por los cielos altísimos edificios, en las calles miles de carteles incomprensibles, etc.

El auto se dirigió nuevamente hasta la zona portuaria donde a esta altura Thomas supuso allí estaban todas las centrales de operaciones de la organización en el mundo.

-       George ¿te puedo hacer una pregunta?

-       Claro.

-       Es que me di cuenta que las centrales de operaciones de allí y de acá están en la zona de los puertos... ¿es por algo en particular verdad?

-       Eres suspicaz. Pues sí, es porque en la zona portuaria es fácil de camuflar cualquier edificación “secreta” subterránea claro, ya que el trasiego constante de conteiners, barcos enormes, y gente por día hacen de esos lugares más bien de tránsito y no como una oficina ordinaria. A su vez, al tener tantas embarcaciones llegando y con los sonares que la marina y barcos extranjeros usan, nos permite crear un campo paralelo de comunicación en donde entre las señales que emiten unos y otros ponemos las nuestras y quedan entremezcladas. Es decir, no es imposible si alguien sabe de esto espiar sobre lo que hacemos nosotros, pero realmente es casi imposible  y difícil si no sabes nada de nosotros porque todo queda totalmente mezclado entre señales ajenas.

-       La verdad me impresiona, tiene sentido para ser el caso de una organización tan antigua, es necesario preservar lo que hacemos para que se mantenga secreto.

-       Claro que si joven amigo, es imprescindible.

-       ... ¿Y ahora vamos hacia la oficina?

-       Si, y allí nos quedaremos también. George realmente era muy amable y buen guía para Thomas.

El lugar era muy similar a la oficina de Nueva York; al entrar había personas trabajando y las mismas instalaciones. En seguida George le indicó el camino a su oficina.

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