Octavo Capítulo

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Octavo Capítulo

Luego de haberlo calmado Thomas se durmió en su cama del hospital psiquiátrico privado más caro de Nueva York... agotado.

Su madre, exhausta, fue a hablar con todo el equipo de médicos y con su familia.

Para la esquizofrenia paranoide (el diagnóstico que le habían dicho a Thomas) no hay cura, pero con la medicación y contención adecuadas, así como con los controles pertinentes pueden mantenerse a raya los delirios y alucinaciones.

La persona afectada podría retomar casi todos los aspectos de su vida habitual, siempre y cuando el tratamiento no sea abandonado y la familia sea su soporte, así podría tratar de recuperar aspectos de su vida perdidos.

-       El psiquiatra Jefferson me indicó que sería necesario que Thomas viera junto a nosotros lo que él creía era la fuente de su delirio, las famosas oficinas esas del puerto.

-       ¿Quieres que vayamos todos madre? O ¿Prefieres quedarte a descansar mejor?

-       Deseo que vayamos todos, su madre y sus hermanos deben estar con él en este momento, es lo que debemos hacer por él.

.... 1 Semana después...

A la semana Thomas fue dado de alta. La medicación le había minimizado casi totalmente los delirios, pero le había dejado muy inactivo, con resequedad en la boca, un leve temblor de miembros y con pocas ganas de hablar con la gente.

Según los doctores al pasar los días la medicación iría haciendo su efecto en forma acumulativa, y Thomas iría recuperando los aspectos saludables de su personalidad, recuperando el interés hacia su entorno (al menos en su mayoría), recuperando las ganas de realizar actividades, recuperando la noción de realidad, etc.

Esa tarde irían al puerto. Luego de acordarlo con la familia y el equipo médico su madre tuvo una charla con él donde le explicaba lo que sucedería.

- Hijo hoy iremos al puerto, los doctores creen que debes ver por tus propios ojos lo que tu mente creó, debes ver el contraste entre lo real y lo imaginado.

Thomas tenía serias dificultades en discernir, aún con la medicación, si lo que había vivido era todo real, o todo mentira... realmente había momentos que pensaba que todos estaban contra él... pero de a ratos veía con claridad que su mente le jugaba malas pasadas.

Ya le habían explicado que nunca viajó a Hong Kong, que nunca nadie se comunicó con él, ni telepáticamente, ni personalmente... Y eso lo confundía. Él seguía sintiendo un leve eco en su mente, pero no iba a decir nada ya que serían efectos secundarios de la medicación... 

Partieron todos en una de las camionetas de la familia rumbo al puerto. Nadie sabía con qué se iban a encontrar, pero por lo que la policía les había dicho cuando encontraron a Thomas, allí no había nada, estaba todo abandonado y destruido.

Al llegar a la zona portuaria, Thomas salió un poco de su estupor... y pudo ver que la zona no era tal como la recordaba.

Ya había asumido que era (o mejor dicho) que estaba enfermo... eso al menos es lo que le decían todos todo el tiempo... y eso que veía allí lo comprobaba. Así no recordaba las oficinas.

Caminaron por dentro traspasando rejas, maderas, vidrios rotos y basura... y llegaron al famoso depósito 4.

Al entrar quedaron helados.

Todo estaba limpio, como si alguien hubiese pasado rato allí, pero se notaba era todo muy antiguo y tenía miles de papeles en miles de carteleras que Thomas había puesto. Los papeles estaban también por todo el piso, tirados, arrugados, mezclados y rotos. 

Todos eran de noticias de Hong Kong, figuras de avión, figuras enmascaradas, mapas de Nueva York, y mil cosas más acumuladas por todos los rincones del lugar. Escrito en las paredes y en cientos de papeles se hayaba la palabra papá.

Resultaba ser un ambiente realmente perturbador... ya que era la prueba más clara del mundo paralelo que Thomas se había construido; era la prueba de la enfermedad del joven.

Según los psiquiatras y psicólogos el delirio pudo haberse disparado por la muerte reciente de su padre; de esa forma creando alucinaciones, tapó la falta que esa pérdida causó entrando en crisis.

En parte fue heredada de su tío y abuelo... pero se pudo haber "despertado" tan rápido en él esa enfermedad debido al dolor y trastorno emocional que la muerte de su padre le causó.

La ezquizofrenia la tenía y debería asumirla, era un hecho y es lo que todos le decían también, eso pensaba Thomas para tratar de calmar su acalorada mente y las palpitaciones de su corazón. Estar allí lo hacía sentirse extraño.

Pero se sentía más apoyado por su familia que nunca. Podría estar bien, ahora creía entender lo que le pasaba.

Sería capaz de reconocer si alguna vez comenzara a delirar de nuevo, contaba con eso, debía contar con eso. Se sentía amado por sus hermanos y su madre y él comenzaba a sentirse más  confiado en él mismo...

Al rato y luego de recorrer el lugar se estaban yendo todos juntos, angustiados y sorprendidos, en silencio pero más unidos que nunca, abrazados...

- Quiero un minuto a solas madre.

Ella lo miró, pero asintió... confiaba en que su hijo estuviese mejor a pesar de la confusión que mostraba su rostro.

El joven recorrió los últimos metros hacia la salida solo, pensando en quién era, qué tenía, qué había vivido... y se sintió confundido. No sabía qué pensar, ni creer... pero en definitiva él no era ningún incapaz... y si todos estaban equivocados? Y si todo era una conspiración?

Todo empezó a darle vueltas... pero no trastabilló... siguió caminando erguido, disimulando. Debía hacerlo... y no sabía bien porqué.

Él se sentía raro... supuso sería normal, parte del momento vivido.. pero algo en su cabeza comenzaba a resonar... tenía la impresión que algo sucedería... estaba de espaldas y al voltear para cerrar la reja, dio un último vistazo.... y los vio.

El corazón casi se le sale... y en la cabeza sentía un ruido intenso, todo el cuerpo le sudaba.

George y su padre escondidos tras un árbol lo observaban.

Ellos le hacían señas de que esperara tranquilo que lo llamarían, que aguardara, le hacían señas de que haga silencio; su padre sonreía dándole la confianza que creyó haber perdido.

Thomas, absorto, no sabía bien que creer pues su pensamiento no se había vuelto del todo confiable al parecer para él mismo y para el resto... pero no, esto era real, debía serlo; sino se daría cuenta ¿verdad?

- Hijó está todo bien? Su madre sonaba preocupada, lo veía mirar para un árbol reseco y marchito con la mirada tan ida que le preocupó que su hijo estuviese delirando de nuevo. Comenzaba a acercarse cuando Thomas se dio vuelta.

- Todo bien madre, está todo bien.

Salió rápido, serio, convencido y más alerta que nunca.

Por los gestos de ellos comprendió que lo irían a buscar, que sólo debía esperar a que lo llamasen de nuevo. Porque en definitiva, él lo sabía... él siempre sería un agente encubierto y nadie lo iba a engañar diciendo lo contrario. 

Y así se fue, aparentemente sereno con su familia, pero atento y a la espera de la próxima comunicación oficial...

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