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Jisung había hecho la cena perfecta; preparó Bulgogi y, por la dudas, sopas de algas. La favorita de su esposo.

Se habían cumplido dos meses desde que vió esas dos rayitas en el test y una semana en la que fue al laboratorio para reforzar el resultado, sólo para estar completamente seguro antes de dar el gran paso; que era darle la noticia a Minho.

Y, en definitiva y letras grandes, POSITIVAMENTE estaba embarazado.

Preparó la mesada forma casual, acomodando los platos y palillos de forma correcta mientras se aseguraba que nada faltaba en la mesa. Y justo cuando estaba arreglando los últimos detalles, la puerta de entrada se abrió y escuchó los pasos de su esposo por el pasillo.

—¿Bebé?— la algo cansada voz de Minho retumbó por el pasillo, por lo que el menor no dudó en ir corriendo para recibirlo en un abrazó donde saltó encima de él y enrolló sus piernas alrededor de su cintura.

—¡Honnie!— alargó las vocales en una especie de canto feliz para luego besar sus labios una y otra vez, sacándole una pequeña sonrisa al mayor mientras caminaba hacia la sala. —¿Cómo estuvo tu día, bebé?— preguntó finalmente mientras acariciaba los cabellos distribuidos en su frente hacia atrás.

—Algo estresante,— confesó el mayor en un suspiro —los alumnos son algo...  hiperactivos. Pero con sólo ver sus sonrisitas al aprender un paso nuevo...— volvió a sonreír —y saber que mi hermoso esposo está esperándome en casa con muchos besos y abrazos, hace que todo valga la pena.

Jisung lo miraba anonadado mientras una sonrisa surcaba su rostro, Minho era maravilloso. Volvió a besar sus labios con ímpetu.

—Estoy muy cansado para cocinar hoy, cielo. —admitió Minho entre beso y beso —Pero aún podemos pedir a domicilio y...— detuvo sus palabras abruptamente y comenzó a olfatear someramente, pareciéndose a un tierno cachorrito por como arrugaba la nariz. —¿Qué es ese delicioso aroma?

El menor dejó escapar una de sus sonrisas tiernas y besó su frente mientras se incorporaba y caminaba hacia el comedor.

—Imaginé que vendrías muy cansado así que me tomé la libertad de cocinar yo esta vez— explicó mientras tomaba asiento y dejaba ver los alimentos servidos en la mesa.

—Woah...— Minho entre abrió sus labios sorprendido. —¡También hay sopa de algas! ¿Acaso estoy tan mal que olvidé que hoy es mi cumpleaños?

Jisung rió.

—No, pero quería sorprenderte. ¿Lo logré?

—Sin duda, cariño — afirmó mientras tomaba asiento sin dejar su expresión sorprendida. Tomó los palillos y espero a que Jisung también lo haga, simplemente no tenía palabras.

—Esto está delicioso— exclamó luego de minutos, una vez dió el primer bocado.

Jisung se sonrojó levemente mientras le ofrecía para que pruebe con la cuchara un poco de sopa de algas, sonriendo al recibir la aprobación del mayor.

La cena transcurría de forma agradable y tranquila, pero llegó un momento en donde Jisung ya no podía más, su garganta de había cerrado y le costaba mirarlo a la cara.

Sus demonios internos estaban haciendo de las suyas, alimentándose de sus inseguridades.

Al cabo de pocos minutos se dió cuenta de que no podía, no podía decirle. No aún.
Era un miedo estúpido, lo sabía, pero no podía evitarlo.

Minho era un sol, de verdad que lo era, en todos los sentidos. Pero tenía tanto miedo de perderlo. Años y años conviviendo con su madre y sus relaciones fallidas que le terminaron dejando un enorme temor e inseguridad de sí mismo.

Relamió sus labios.

Necesitaba otra idea.

Ꮺ࣭۪ ⸃⸃ 𝗯𝙚𝗯𝙚́ 𝗮 𝗯𝙤𝗿𝗱𝙤 | minsung Donde viven las historias. Descúbrelo ahora