Capítulo Siete

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National City, Mayo del 2019.

Lena se despertó después de una fea pesadilla donde veía un helicóptero del ejército estrellarse, lo peor de la pesadilla es que en ese mismo helicóptero iba Kara y por más que ella intentaba gritar su voz no salía, fue realmente horrible para ella soñar eso. Abrió los ojos y vio el lado de la cama de su esposa que se encontraba vacío tal y como había estado en los últimos once meses.

Se levantó de la cama y fue a la habitación de Lori y Dan, ambos pequeños aún se encontraban dormidos, lo cual le daba tiempo de ir a ducharse, desayunar algo y alistar a los niños para ir a dejarlos a casa de Eliza.

Ingreso a la ducha mientras recordaba las veces que había compartido el baño con su esposa, la extrañaba tanto que le dolía, luego de ducharse salió en ropa interior a la habitación a ponerse su vestimenta para ir al trabajo, pero abrió la parte del armario de Kara y vio ahí la camisa azul favorita de la rubia, se llevó el cuello de la camisa a su nariz y sonrió al saber que aún conservaba el olor de Kara, así que decidió ponerse esa camisa.

Treinta minutos después y tal y como si fuera Flash, la pelinegra estaba lista y fue a despertar a sus retoños, Dan era el más inquieto y ya se encontraba despierto esperando los brazos de su madre, mientras que Lori era la más calmada y se encontraba aún dormida, Eliza solía decir que definitivamente Dan era la copia de Kara pero en varón y que Lori era igual a ella.

Lena despertó a Lori y la alzó, mientras que con su otro brazo alzó a Dan, los llevó a la ducha donde jugó un rato con ellos, luego los sacó y vistió para darles el biberón, luego de alimentar a sus hijos se dispuso a revisar las facturas que habían llegado, estaba hasta el tope de deudas, no sabía cómo iba a salir de ellas estaba segura de que iba a tener que pedirle un adelanto a Maxwell y este iba a dudar en acceder a dárselo. Salió de la casa con los dos niños en brazos, subió a su auto y puso a los dos en sus sillitas, y se dirigió a casa de Eliza, la mujer era quien se encargaba de cuidar a los pequeños cuando ella estaba trabajando, tenía tanto que agradecerle.

–¡Lena querida que dicha que llegas!– saludo feliz su suegra al verla llegar con los pequeños. –Y aquí están los pequeños de abuela–. Eliza amaba a los gemelos, tanto como amaba a Esme, la hacían extremadamente feliz.

–Eliza te agradezco mucho que los cuides en serio, espero pronto poder conseguir una niñera para no molestarte tanto–.

–Que cosas dices muchacha, no me molesta para nada cuidar a estos dos pequeños, además se portan tan bien que ni se siente que están aquí–. Dijo la mujer con una sonrisa. –Deberías apresurarte a llegar al trabajo, antes de que llegues tarde, así que anda ve, yo me quedo con mis pequeños–.

Lena salió de ahí no sin antes dejar un beso en la frente de sus hijos y agradeciéndole a Eliza una vez más por cuidar de ellos. Miró su reloj y vio que iba a llegar antes de tiempo así que se detuvo frente al parque donde había tenido su primera cita con Kara, la pista de patinaje ya no estaba debido al clima, sacó de la guantera una pequeña caja donde guardaba las únicas tres cartas que había recibido de Kara y una foto de ellas el día de su boda, Lena no aguanto y se desmoronó, soltó el llanto que no podía soltar cuando estaba en casa con sus hijos o con la familia de Kara.

–Si estuvieras acá todo sería más fácil, si tan solo supiera que estás bien... Dios Kara cuanto te extraño–. Decía la pelinegra en medio del llanto, volvió a mirar su reloj y vio que faltaba poco para entrar, se limpió las lágrimas y arrancó el coche con dirección a Noonan's, llegó rápidamente y fue a la bodega a ponerse el delantal y dejar sus cosas en el casillero, vio a Lana y a Eve y las saludó y se dispuso a trabajar, Lena tenía un presentimiento, no sabía si era algo bueno o malo, pero algo pasaría ese día.

Falling Like The Stars (Supercorp)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora