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28 de enero.

Al fin.

Finalmente, después de casi dos meses, ya todo había acabado. Se había ido.

Desde hace poco menos de dos meses, había ahorrado un poco más de dinero para que pudiera sobrevivir correctamente mientras encontraba un trabajo estable. Había pagado un departamento lo suficientemente grande para él.

Aunque no era lo mismo, nada se sentía igual, se sentía solo, ya no tendría a una persona que despedir en las mañanas y una persona que le deseara buenas noches. Pero, al menos había salido de ahí.

El día de la mudanza fue más difícil de lo que creyó. Al principio había esperado a que Lan WangJi se fuera de casa, como lo hacía la mayoría de mañanas. Esté en cuanto salió, Wei Wuxian corrió hacia su habitación para sacar ropa que faltaba, que había dejado ahí para que no se notará algo extraño, y en menos de dos horas, ya tenía todo listo, incluidos los papeles de divorcio que se encontraban guardados en una carpeta, por sí Lan WanJi se dignaba a firmarlos, y una pequeña nota.

Al final, se quedó viendo la casa en donde vivió la mayor parte de su vida, en la que había recibido el mejor trato posible desde que había llegado, en la que le hicieron sentir bien, seguro y feliz. Pero al parecer no todo es para siempre.

Con un suspiro se fue alejando de la casa, pidiendo un taxi para finalmente, ver como la casa desaparecía de su campo de visión.

Al llegar a su nuevo departamento, dejó todo rápidamente, para ir hacia un centro comercial, donde se cambió el estilo de cabello, cambiaría su forma de vestir y también conseguiría un poco de maquillaje.

Tal vez, con eso podría estar bien.

Estaría bien mentalmente, porque se dio cuenta que en ningún momento él hizo algo malo, nada fue su culpa.

Fue por culpa de Lan WangJi.

Fue por culpa de él. 

His FoultDonde viven las historias. Descúbrelo ahora