Chapitre 1🥀

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Marsella, Francia


Le point de vue de Sophie

Mi vida se define con una simple palabra: Infierno.

El alcohol, las drogas y el sexo son palabras que caracterizan mi pequeño mundo.

Para otras personas esto sería una vida normal y hasta una diversión; pero para mi es un total infierno.

Llevo seis malditos años encerrada en estas cuatro paredes, donde me tengo que exhibir a unos malditos hombres que me ven como si fuera su presa; hombres por los que al mismo tiempo me tenía que dejar tocar. En otras palabras soy una puta o como las personas de clase dirían, soy una prostituta.

Aunque muchos no lo crean, solía tener una vida normal, tenía familia, casa, pero todo eso terminó cuando mi madre murió hace seis años dejándome a merced de mi padre, quien luego de su pérdida se convirtió en un adicto endeudado. Tanto asi que llegó al punto de tener que venderme a cambio de pagar sus deudas y de un poco de dinero extra para seguir hundiéndose en el alcohol y las drogas.

Con tan solo 14 años llegué a este lugar donde lo perdí todo; desde la virginidad hasta las ganas de vivir.

Actualmente tengo 20 años y a pesar de todo lo que he sufrido desde que llegué aquí, pues ya me acostumbré a todo esto. Hace mucho tiempo me di cuenta de que una nunca sale de esta vida a menos de que la vuelvan a vender, pero a si solo pasarías a ser esclava de alguien más. Y eso es lo que precisamente quiero evitar, a penas me acostumbré a acostarme con un tipo diferente cada noche, como para ahora tener que soportar los maltratos de otro permanentemente o hasta que se aburra de mi.

—Sophie —su voz me sacó  de mis pensamientos.

—¿Si? —me giré quedando frente a ella.

—Ya es tu turno, Michelle te está esperando.

Doy un largo suspiro antes de asentir a sus palabras.

Como dije, esta vida es una mierda de la cual muy pocas logran escapar.

—Está bien ya voy —camino hacia la puerta.

—Buena suerte amiga.

Le dedico una media sonrisa, a pesar de todo la tenía y a Michelle. Ellas eran lo único bueno que tenía entre tanta mierda. Salgo del camerino mientras acomodo mi ropa que consistía en un conjunto de lencería de encaje de color rojo.

Entro al salón donde estaban todos esos tipos asquerosos y se apagan las luces indicando que ya era hora de comenzar el show

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Entro al salón donde estaban todos esos tipos asquerosos y se apagan las luces indicando que ya era hora de comenzar el show. Suena Desire de Meg Myers por todo el lugar y comienzo a mover mis caderas sensualmente junto con Michelle, quien estaba a mi lado en el tubo usando una lencería en rojo y negro.

Levanto mi mirada y muerdo mi labio mientras bailaba, ganándome las miradas lasivas de todos aquellos hombres al mismo tiempo que decían cochinadas a las que ya me he acostumbrado

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Levanto mi mirada y muerdo mi labio mientras bailaba, ganándome las miradas lasivas de todos aquellos hombres al mismo tiempo que decían cochinadas a las que ya me he acostumbrado.

Otra vez esa mirada, la misma que sentí la noche anterior cuando estaba con ese cliente. No es una mirada como la que recibo todos los días, esta es diferente no me incomoda, pero a la vez me hace sentir algo de miedo. Levanté la vista buscando a esa persona y conecté mirada con un chico que parecía estar en sus veinte, pelo largo negro, de piel blanca y unos ojos cafés que se podían apreciar a pesar del antifaz que llevaba puesto. Estaba segura que él era el que me miraba, ya que cuando conectamos miradas sentí la misma conexión de hace unos minutos.

Para cuando la canción terminó ya no estaba. No había rastro alguno del chico. Justo en ese momento, me puse a cuestionar si lo que había pasado no era más que una broma de mi mente, pero no, no podía ser solo eso. Yo lo había sentido, había sentido esa conexión, los escalofríos que me provocaba su mirada. No podía ser solo una alucinación de mi mente.

Simplemente él había desaparecido.

Bajé las escaleras para regresar al camerino. Tenía clientes esperando por mis servicios, eso era un hecho, pero simplemente ya no me apetecía trabajar hoy. Correría el riesgo de ser castigada por la Madame.

Unos de los guardias detiene mi caminar y el suspiro de fastidio que sale de mis labios es más que evidente. Eso solo significaba una cosa, y era que mis planes de mandar el trabajo a la mierda, se habían ido por el caño.

Camino silenciosamente detrás del gorilón, luego de que efectivamente este me indicara que había un cliente esperando por mis servicios en una de las habitaciones VIP.

Una vez en la puerta y luego de que el guardia se fue, respiré profundamente, preparándome mentalmente para todas las cosas que de seguro me hará ese tipo.

Abro la puerta sigilosamente, adentrándome a la habitación únicamente iluminada por luces color rojo, dándole ese ambiente erótico a la habitación, pero que para mi no significaba más que el mismo infierno. Mis ojos enfocan a la persona recostada en la cama y siento mi respiración atascarse cuando me doy cuenta de quien es.

Era él.

El mismo hombre que me miraba intensamente mientras bailaba.

Sus ojos me miraban con la misma intensidad a través del antifaz.

—Desnúdate.

Fueron sus primeras y únicas palabras, las cuales enviaron corrientes placenteras por todo mi cuerpo.

¿Qué mierda me pasaba con él?

La verdad no se que me pasaba con él. No me sentía incómoda ni asqueada como otras veces, al contrario, sentía la necesidad de complacerlo en todo.

No se por qué, pero presiento que esta noche va a ser única.

Acheté par un psychopathe 🥀Donde viven las historias. Descúbrelo ahora