5. La Verdad

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Hermione masticaba con odio su comida, con la mirada fija en la mesa de Slytherin, más específicamente, en la Pansyjosa, que descaradamente se había sentado junto a Draco y no paraba de ponerle la mano encima, cuanta estupidez saliera de la boca del rubio.

Ginny la codeo bajo la mesa y le susurro.

-Si no te gusta lo que ves, ve y habla con él, pero deja de ser tan obvia, Mione.-

Hermione rodó los ojos.

-Ya te dije que no hay nada que hablar.-

Ginny se encogió de hombros y siguió comiendo, no tenía intención alguna de intentar razonar con una leona molesta, más si esta tenía adoptaba la postura de terca como hipogrifo.

-Ohh Draco... Eres tan gracioso.-

Se escucho la voz melosa de la Slytherin, que no paraba de manosear al platinado.

Con hastío y una mueca de asco, Hermione arrojó el tenedor en su plato, llamando la atención de varios a su alrededor.

Ginny arqueo las cejas pero no dijo nada.

Hermione se puso de pie y salió del comedor con cara de pocos amigos, sin notar que cierto blondo, tenía la mirada puesta en ella.

-¿Y a esa que le pasa?.- preguntó Pansy aún sujeta del brazo del príncipe de Slytherin como pulpo, mientras observaba a la leona de reojo con desagrado.

-Pansy, no se que te hace pensar que puedes estar pegada a mi todo el día, pero deja de hacerlo, eres fastidiosa.- le respondió el Slytherin mirándola con el mismo desagrado que ella a la leona.

-Pero Draki... Tu y yo nos vemos bien juntos...- ella le hizo puchero.

El platinado se soltó bruscamente de su agarre y le dio un pequeño empujón para apartarla, sin delicadeza.

-Dejame en paz Parkinson, sabes que no repito las cosas dos veces.- gruñó sin paciencia el blondo.

Ella lo miró con los ojos humedecidos, pero no le dio tiempo a réplicas, pues el rubio ya se había ido del Gran comedor, muy molesto con ella.

Draco caminó por los pasillos con las manos en los bolsillos, había visto a Hermione muy enojada y él se imaginaba el porqué.

Sabía a la perfección que su leona odiaba a morir que Parkinson esté pegada a sus zapatos, pero tiempos desesperados, requerían medidas igual de drásticas y aunque probablemente perdería más de lo que ganaría, tenía que intentar de alguna forma, llamar la atención de esa terca leona, que llevaba días esquivandolo.

Es por ello que, aunque no le suponía ningún esfuerzo ignorar a la Slytherin como lo hizo desde que comenzó a salir con Hermione, ahora no tenía "motivos" para apartarla.

El platinado doblaba una de las esquinas de los pasillos y unas manos lo sujetaron de la corbata, funcionando como correa, para atraerlo dentro de un pequeño baño privado a los que sólo, los premios anuales y prefectos tenían acceso.

Hechizos silenciadores y anti interrupciones fueron lanzados a la puerta, con él adentro.

La castaña pegó la espalda del chico contra la puerta mientras ella estaba peligrosamente cerca de él con la mirada muy feroz y el ceño fruncido.

-¿A qué juegas?.- preguntó ella sin paciencia.

Draco no pudo evitar relamerse los labios, la situación era increíblemente exitante y adoraba que ella ni siquiera, había caído en cuenta de lo que sucedía.

Una sonrisa perezosa emergia de los labios del blondo, ensanchandose poco a poco.

-No se de que me hablas.- dijo él conteniendose de no sonreír.

𝔼𝕝 𝕚𝕕𝕚𝕠𝕥𝕒 𝔻𝕖 𝕄𝕚 𝔼𝕩 (Dramione)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora