— Vayamos al mismo ritmo, ¿vale? — Murmuró, refiriéndose a que ya estaba jadeante, y yo parecía estar tranquila.
Besé su cuello y subí a su oreja.
— JungKook... Estoy empapada. — Contesté, haciéndole entender que estaba igual de excitada que él.
El hombre me regaló una sonrisa de satisfacción antes de bajar una de sus manos a la parte trasera de mis muslos. En ese lugar, forzó un poco con su mano, haciéndome levantar la pierna a su cadera. Entendí su indirecta y subí mi cuerpo para quedar en koala sobre él.
Aún besándome, caminó hacia su habitación. Una vez apoyada en una pared de esta, el chico bajó sus besos a mi cuello y empezó a jugar con las costuras de mis prendas. Abrí el paso dejando mi cabeza caer hacia el lado, autorizando a hacer lo que deseaba con mi piel.
Sin tardarse demasiado, el chico siguió bajando sus labios.
Aprovechó para cambiar y colocarnos sobre la cama. Decidí no quitarle la ropa, quería que se acalore, se desespere y se la arranque él mismo.
Por su parte, no tardó un segundo más en quitarme la camiseta, que apretaba mi busto. Al ver que no se sacaba sus propias prendas, decidí darle un empujón.
— ¿No tienes calor, JungKook? — Pregunté suavemente cerca de su oreja.
— Si tienes tantas ganas de verme... ¿Por qué no te atreves a desnudarme? — Replicó, en un tono medio burlón.
— Sácate esa maldita polera, anda. — Respondí, sintiendo que si seguía provocándome, me podría roja.
— Te dejo el pantalón. — Finalizó, luego de revelar su sudado torso que empecé a explorar al segundo.
Por debajo de ese buzo gris se encontraba una probablemente dolorosamente incómoda erección. Siendo honesta, el miedo se mezcló a las emociones fuertes que sentía. A pesar de eso, bajé la prenda con ambas manos descubriendo su ropa interior sorprendentemente del mismo color que la mía.
A su turno, hizo lo mismo conmigo, aprovechando para quitar la ropa interior de igual manera. Me gustaba sentir sus fuertes y grandes manos sobre mí. Unas manos que daban las mejores caricias del mundo, y quien sabe qué más, con los largos dedos que poseía.
En un ágil movimiento, liberó mis pechos del sujetador, dejándome totalmente desnuda. Con una delicadeza jamás vista en él, acarició el exterior de mi feminidad, obteniendo cantidades de suspiros y quejidos de mi parte. Unos minutos luego, volvió a subir a mi busto y aproveché para bajar mis manos y mostrarle lo que también sabía hacer.
Por encima de la tela, tomé la punta de su ya dura masculinidad y empecé a estimularla. El hombre apoyó sus dos manos a mis costados al segundo, obsequiándome de un grave gemido. Apoyó suavemente su pecho contra el mío y pegó sus labios contra mi oído.
Escuchaba como aguantaba su respiración y emitía pequeñas quejas. A pesar de los escalofríos que experimentaba en el momento, seguí con mis caricias, tratando de obtener más respuestas de su parte.
— Deseo entrar, ahora ya. — Avisó, sin moverse de su posición.
— ¿Qué esperas? — Pregunté, juguetona.
— Esperaba tu autorización. — Respondió, estirándose para alcanzar el condón que se encontraba al lado de la cama.
El chico se quitó la ropa que le quedaba, y cuando pensé que se pondría la protección, la tendió hacia mí.
— Pónmelo tú, preciosa. — Pidió.
No renegué y abrí rápidamente el paquete. Ya quería sentirlo, no quería esperar un segundo más.
— Espero que estés feliz. Ahora, por la tercera vez, hazme tuya, JungKook. — Pedí.
El hombre apretó su mandíbula y abrió mis piernas. Apoyó una de sus manos firmemente a mi costado para sostener su peso y no cargarme de él. Con la otra, despejó mi rostro de mi cabello húmedo antes de entrelazar sus dedos con los míos. Besó mis labios para luego dejar nuestros rostros cerca.
En un movimiento lento y suave, se adentró en mi feminidad. Nuestros suspiros chocaban e iban al mismo ritmo. Era la primera vez que no era agresivo en este tipo de instancias. Sentía paz en él.
— JungKook. — Llamé en voz baja en su oreja, la voz agitada.
El hombre detuvo sus movimientos al instante y abrió sus ojos atento.
— ¿Sí? — Preguntó.
— Te amo, demasiado. — Susurré.
— Dudo que más que yo. — Respondió, serio, pero con la voz alterada por su rápida respiración.
Lo besé delicadamente con una sonrisa. Unos segundos después, vi que diría algo.
— ¿Puedo seguir? — Cuestionó, con el habla entrecortado, acomodándose dentro de mí.
Asentí, asombrada otra vez por su preocupación, no presente en el pasado.
El chico fue un poco más profundo, sacándome sonido de las cuerdas vocales.
Insistió varias veces, sin acelerar el ritmo, por un par de minutos.
— Más duro, por favor. — Solicité, aferrándome de su espalda.
Esto me estaba gustando más que nunca. El hombre intensificó sus lentos movimientos, exactamente como le había pedido. Mi voz se hacía cada vez más presente, sacando mi lado más escandaloso. Me llegó hasta a angustiar el placer por un momento. Observaba los dientes de JungKook apretados, el chico mostraba una expresión de placer que me calentaba aún más.
— Ya estoy acabando, sigue así. — Avisé unos minutos luego, en la oreja de JungKook con dificultad.
Un caliente suspiro se hizo presente en mi cuello, antes de volver a sentir una embestida. Unos minutos después, ambos caímos exhaustos en la cama.
En seguida, me coloqué sobre él, pues quería mirarlo a los ojos. El chico posó sus manos calientes y con las venas especialmente sobresalientes sobre mis caderas. Sonreí al ver su feliz expresión, el hombre se veía muy satisfecho.
— Me alegro que estés mejor. — Solté. — Y esta vez, lo digo de verdad. — Agregué finalmente.
21:36
— Adiós JungKook. — Me despedí, dándole un beso razonablemente corto.
— Adiós linda, cuida de ti. — Respondió.
Me alejé de la puerta de salida de la casa de JungKook y me dirigí a la mía.
Desgraciadamente, ahí me esperaba una no del todo grata sorpresa.
Gracias por leer ❤
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Stalker [ 𝗝𝗝𝗞¹⁸ ]
Fanfiction𝙳𝚎𝚋𝚘 𝚜𝚊𝚋𝚎𝚛 𝚝𝚘𝚍𝚘 𝚜𝚘𝚋𝚛𝚎 𝚎𝚕𝚕𝚊. 𝙳𝚎𝚋𝚘 𝚌𝚘𝚗𝚜𝚎𝚐𝚞𝚒𝚛 𝚜𝚞 𝚊𝚖𝚒𝚜𝚝𝚊𝚍. 𝙳𝚎𝚋𝚘 𝚎𝚗𝚊𝚖𝚘𝚛𝚊𝚛𝚕𝚊. 𝙳𝚎𝚋𝚘 𝚖𝚊𝚗𝚒𝚙𝚞𝚕𝚊𝚛𝚕𝚊 𝚑𝚊𝚜𝚝𝚊 𝚖𝚎 𝚙𝚎𝚛𝚝𝚎𝚗𝚎𝚣𝚌𝚊. 𝙿𝚘𝚛 𝚞́𝚕𝚝𝚒𝚖𝚘, 𝚍𝚎𝚋𝚘 𝚍𝚎𝚜𝚎𝚌𝚑𝚊𝚛...