Creo que mi miedo más grande siempre ha sido el de ser rechazado. Fue difícil en la escuela, en la secundaria fue muchísimo peor y en la universidad... bueno, la verdad es que cuando entré a la universidad muchas cosas cambiaron para mí. No solo me hice bastante independiente, sino que también mi miedo se hizo más y más pequeño conforme iba avanzando el tiempo y me iba conociendo a mí mismo.
Fue genial porque entendí que el rechazo es parte de la vida, es parte del ser humano porque nunca vamos a agradarle a alguien por completo. Fue difícil, pero genial a fin de cuentas.
Finalmente tenía la seguridad para avanzar en muchas cosas, no solo en mi carrera, sino también en mi familia y mis relaciones. Me sentía listo para encontrar a alguien y... no sé, seguir adelante con su compañía. Y fue entonces cuando conocí a June. Cuando no conocimos no fue la gran cosa, solo coincidimos en una clase en la universidad y ella se sentó a mi lado en el auditorio. Su simple presencia fue suficiente para que yo tuviera problemas para concentrarme.
¿Alguna vez han conocido a alguien que se siente diferente? Pues eso fue lo que me sucedió cuando la conocí aquella tarde de marzo. Es decir, ni siquiera había intercambiado una sola palabra con ella y ya sabía que era distinta a cualquier otra persona con la que me había cruzado en mi vida.
No sé si fui muy raro o evidente en un inicio, porque ella me sorprendió girando su cabeza a la izquierda para mirarme, regalándome también una pequeña sonrisa.
—Soy June —la castaña se presentó ofreciéndome su mano para estrecharla.
—Dylan.
Tomé su suave mano y la estreché con cuidado.
—¿Estás bien? —me preguntó sin borrar la pequeña sonrisa de su rostro.
—Sí, yo solo...
—¡Buenas tardes! —exclamó la profesora, colocándose al frente del auditorio—. Por favor vayan tomando sus lugares para dar inicio a la clase.
Ella me dedicó una última sonrisa antes de tomar asiento en su lugar. Yo quedé anonadado. Con cada palabra con la que ella participaba en clase estaba más decidido en conocerla más. Y eso hice, pero de manera progresiva. Fue un proceso que tomó aproximadamente dos meses, en los cuales, cada día que pasaba con ella, quedaba más atraído.
Y es que no solo se trataba de una chica linda de una clase de estadística, era una persona inteligente, diferente, refrescante.
Una de tantas clases me animé a invitarla a estudiar conmigo, y para mi sorpresa, ella aceptó mi invitación sin titubear. Luego aceptó almuerzos, caminatas por el campus, uno que otro café... Poco a poco fuimos construyendo una bonita amistad, pero si soy completamente honesto, yo quería que fuera algo más, porque creo que nunca me había sentido así por alguien en toda mi vida. Conectamos de tantas maneras, que incluso yo había quedado sorprendido. El problema era que no sabía bien si ella lo había percibido de alguna manera o si de alguna manera ella sentía algo parecido... pero cruzaba los dedos para que fuera así.
—A ver, la última pregunta —dijo ella a mi derecha, pasando las páginas del libro de texto de estadística, una de tantas tardes que estudiamos en la biblioteca.
—Ya no quiero más —lloriqueé, dejando caer mi cabeza hacia atrás—, llevamos cuatro horas aquí encerrados.
—No estamos encerrados —rodó los ojos mientras reía—, la biblioteca es grande y no estamos solos. Además, el examen es en dos días y mañana no podemos estudiar juntos —me recordó—, así que esta es la última pregunta de hoy: ¿Cuáles serían los puntos críticos en un contraste bilateral, si...?
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June o (el porqué huye del amor)
Short StoryDylan está enamorado de June y aunque sus sentimientos son correspondidos, nada puede suceder entre ellos, y con sus repentinas lágrimas como prueba, él sospecha que algo no anda bien con ella. Dylan decide empezar a hacer preguntas a personas relac...