Carter Adkins

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—¿Qué? —pregunto riendo ante la pregunta—. Pues claro que sé quién es. La pregunta aquí es quién eres tú.

—Disculpa, mi nombre es Dylan —dice mientras me ofrece su mano para estrecharla.

Miro su mano que sigue en el aire, antes de volver a impulsarme con mis pies y regresar bajo el Chevy Impala que tan atareado me tiene desde hace una semana. La verdad es que no tengo ni el más mínimo interés en saber nada de él o la razón por la que está aquí.

Sea lo que sea que esté buscando sobre June, me vale una tonelada de mierda.


Por un momento creo que el tipo ha entendido con claridad mi mensaje, que no me interesa hablar con él, pero rápidamente me doy cuenta de que estoy equivocado.

—Solo quiero saber si sabes algo de ella. Lo que sea me sirve.

—No tengo tiempo —respondo pero no lo escucho moverse—. Si vas a quedarte ahí, por lo menos hazme un favor y pásame la llave.

Le tiendo mi mano para que me alcance la herramienta, pero no se mueve de su lugar.

—Te pido solo cinco minutos de tu tiempo. Eso es todo.


Suelto el aire de mis pulmones y vuelvo a salir de abajo del auto, sentándome en la camilla rodante roja. Lo miro desde abajo. Si tengo que decirle lo que sea sobre June para que se vaya y me deje trabajar en paz, supongo que eso es lo que haré.

—Lo único que sé es que June detesta el aguacate y el imbécil ese haría lo que fuera para eliminar todo el aguacate del mundo. ¿Ok?

—¿Qué quieres decir con eso?

—¿No es obvio? —sonrío divertido.

Pero la cara de confusión del moreno me dice que de verdad no ha entendido nada. No sé qué estaré pagando en esta vida como para tener que lidiar cada día con nuevos imbéciles.


—Yo fui el primer novio de June. No, no la he visto en años, ni a ella ni al moco que llama mejor amigo. Ahora vete, tengo que seguir trabajando, viejo.

Me pongo de pie y limpio la grasa de mis manos con un pañuelo, todo bajo su atenta mirada... Lo cual me ponía incómodo como la mierda.

—Ya te dije lo que sé, no sé qué más quieres de mí.

—Vamos, sé que eso no es lo único que sabes —insiste.

—¿Qué se supone que quieres saber entonces, hombre? —pregunto, molesto por tener que seguir lidiando con su presencia—. Ya te dije que tengo años de no verla.

—Ella y yo... El asunto es que...

—Mira, la verdad es que no me interesa para qué ocupas saber cosas de ella. Ya te dije que estoy ocupado. Vete.

June o (el porqué huye del amor)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora