Capitulo 37

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Cuando Alice dijo que haría cualquier cosa por liberar a los chicos, lo dijo literalmente, estaba dispuesta a los que sea, dispuesta a vivir con Hall por el resto de su vida si el plan no funcionaba o dispuesta a matarlo si era necesario y convertirse en asesina luego, asumiendo todas las consecuencias. Esto último lo haría en medidas desesperada, mientras debía conseguir los documentos que Hall tenía en su despacho pero para eso debía convencerlo que ella estaba a su total disposición.

— Pequeña Alice —le sonríe mientras la ve llegar con solo una minúscula bata de dormir a la sala de estar donde él leía unos documentos — Es algo tarde para que estes levantada

—se sienta junto a él— No podía dormir, Betty no esta en su habitación

—suelta una pequeña risa— Elizabeth algunas noches se queda con el chico vagabundo ese que dice amar —rueda los ojos burlón— La dejo porque esta haciendo un excelente trabajo en lo suyo

— No la dañes Hall, ella no merece eso y...

— Ay pequeña Alice —se ríe de ella— Que vienes hacer aquí? Elizabeth aprenderá a ser una Cooper te guste o no

—toma aire— Se que no me tienes confianza, pero debes saber que vine aquí para estar contigo, haré lo que me pidas con tal de ver a mis hijos bien...

—se ríe— Ellos están bien, hasta el mugroso lo esta

— coloca su mano en el brazo de este para acariciar lentamente— Lo se, pero sabes, quiero asegurarme y tal vez... —se acerca mas a él llevando su mano a su nuca dándole leves caricias— Pasarla bien mientras...

—dejándose caer bajo los encantos de la rubia que siempre lo había vuelto loco— Quieres revivir viejos momentos, se que te encantaba que te tocara —coloca su mano en su muslo desnudo para empezar a subir

— Eso me encantaría —acerca mas su rostro al de él para rozar sus labios— Aun acostumbras a tener el coñac en tu despacho?

— Por supuesto, me encanta que me conozcas tan bien —sigue subiendo su mano hasta llegar a su zona intima y empezar a masajear

—finge un gemido por la acción de este— Ire por ello —pero antes que esta se levante el rubio la toma con fuerza de la nuca para besarla ferozmente y la rubia correspondiendo, para luego darle la llave del despacho y salir de allí

Al llegar al despacho pudo ver la botella de coñac sobre el escritorio del rubio, pero ella venia por los documentos que necesitaba, buscó lo mas rápido que pudo, sobretodo donde Gutierrez le dijo que los había visto poner, y justamente allí estaban, así que los tomó junto con la botella y salió de allí. Subió a la segunda planta y guardo los documentos en su habitación lo mejor que pudo, debía volver rápido o Hall sospecharía, y justamente antes que el rubio empezará a extrañar su ausencia esta entró nuevamente a la sala con la botella en mano y un vaso para beber.

— Te habías tardado pequeña —dice tomándola de la cintura para sentarla en sus piernas y acariciar sus muslos

—coloca la botella al lado— Estaba buscando esto —saca de sus senos un lápiz labial rojo— Se cuanto te gustaba que me pintara los labios de este color y dejarte marcado por todo el cuerpo

— Oh no sabes cuanto te extrañe mi pequeña Alice —le sonríe seductoramente

Y paso exactamente como hace años, ella volvió a estar con él, dejó nuevamente que tocara su cuerpo, que se sintiera asqueada consigo misma, que engañara al amor de su vida con la peor persona del mundo, pero lo hizo por sus hijos, porque una madre hace cualquier cosa por su hijos, cierto?

Hermanos - BUGHEADDonde viven las historias. Descúbrelo ahora