Kiss me like nobody's watching || Minsung

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ᦈ EPILOGUE!

MinHo tomó una larga bocanada de aire, sosteniendo la mano de JiSung con firmeza. Ladeó la cabeza para mirarlo y le sonrió un poco, solo viéndose increíblemente nervioso, y a pesar de que Han también lo estaba, él intentó darle seguridad al acariciar su brazo con su mano libre y dejando un besito suave en su mejilla. 
 
La grava crujía bajo sus pies en cada paso y luego la madera al subir a la casa de los abuelos Lee en Geochang, donde se quedaron de pie frente a la puerta corrediza. No duró mucho, porque MinHo alzó una mano para tocarla, escuchando pasos venir desde dentro. No se quedarían, en realidad ese mismo día se irían, porque solo había sido una parada rápida con tal de terminar un asunto pendiente y luego seguirían su camino a Gwangju con el resultado de la conversación que tendrían. Cuando dijo que haría las cosas bien con JiSung lo decía muy en serio, así que por esa razón se encontraban ahí, dispuesto a hablar con su familia de frente junto a su novio. 

Apretó la mano entrelazada con la suya cuando la puerta se corrió, dejando ver a uno de sus hermanos mayores frente a él. Chan los miró curioso, bajando la vista a sus manos un segundo antes de subir a los ojos de MinHo, asintiendo en un apoyo silencioso antes de darles paso. En cuanto entraron, el ruido de voces y risas se escuchó con fuerza, por lo que siguieron caminando un poco más hasta llegar a la sala, donde no solo estaba su familia, sino también una invitada. Todas las miradas estuvieron sobre ellos en cuanto se acercaron y todo el ruido se detuvo, solo sintiéndose la incomodidad en el aire. JiEun, la novia de Chan, fue la primera en levantarse de su lugar para ir a saludar, sin importarle nada más. La conocía desde hace mucho, por lo que se sintió reconfortante que la chica le rodeara el cuello y le acariciara el cabello con cariño, susurrando que estaba orgullosa de él. Suponía que ya lo sabía. Luego se dirigió a JiSung, con quien dio una reverencia educada que fue correspondida, junto a una sonrisa honesta en los carnosos labios. 
 
Y después de que la chica fuera con su novio, fue el momento de enfrentar a sus padres. 
 
No eran los únicos; también estaba su abuela, ya que era su casa, y a un lado se encontraba su tía y sus dos primos menores sentados, con platos en la mesa de la cena que habían estado comiendo hasta que llegaron. 
 
Volvió a tomar aire, mirándolos a todos antes de enfocarse en sus padres. — Él es JiSung — sintió un apretón del aludido en sus manos todavía juntas — y es mi novio. 

Solo su tía se mostró sorprendida al igual que sus primos, porque las demás personas en ese lugar ya lo sabían. El bombeo de su corazón se escuchó en sus oídos, sin apartar los ojos de las expresiones duras de sus padres. O al menos de su padre, porque su madre se mostraba conmocionada, con las cejas fruncidas y los ojos cristalinos. 
 
— Y lo amo... en verdad lo amo. 
 
Su abuela sonrió asintiendo, y eso fue lo único que necesitó en ese momento para seguir adelante.

ᦈ 𝗞𝗜𝗦𝗦 𝗠𝗘 𝗟𝗜𝗞𝗘 𝗡𝗢𝗕𝗢𝗗𝗬'𝗦 𝗪𝗔𝗧𝗖𝗛𝗜𝗡𝗚!

El auto se detuvo en una bonita casa en medio de la ciudad, MinHo la miró curioso desde la ventanilla. Era sencilla, tenía un solo piso y un color azul vivo en las paredes, moderna. Había una ventana amplia a un costado con barrotes blancos y una puerta de madera del mismo color detrás de una reja que protegía la entrada. 
 
— Vamos, tenemos que bajar — su novio le dijo a su costado, palmeándole el muslo para llamar su atención, por lo que giró su cabeza para ver a JiSung abrir la puerta del taxi y bajar. 
 
Hizo lo mismo, tomando aire, estirándose un poco por todo el tiempo que pasó sentado en el tren de camino a Gwangju y después otro corto viaje de veinte minutos desde la estación hasta la calle donde JiSung pasó gran parte de su vida después de pasar de edificio en edificio. El taxista los ayudó un poco a bajar las demás maletas y con una pequeña reverencia se metió al coche para después arrancar, fue entonces que JiSung se colocó a su lado y soltó un suspiro, sonriendo en grande al ver la casa. 
 
— Por fin en casa — susurró, mirándolo luego —. ¿Nervioso? 
 
— Un poco... siento que voy a cagarla con tus padres...
 
— Vas a estar bien, te lo prometo. 
 
La bonita sonrisa en su boca no lo tranquilizó demasiado.