- ¿Te encuentras bien? Casi no has comido.- me dice Rafa apoyándose a mi lado.- Si, no te preocupes. Las comidas de trabajo me ponen más nerviosa de lo normal, y la de hoy era importante.
Me he pasado literalmente toda la cena escuchando los elogios de Ibrahim hacia la gestión que mis jefes hacen para llevar el club a lo más alto. También ha piropeado a muchos de los jugadores presentes y se ha permitido el lujo de hablar sobre posibles fichajes que le vendrían bien al club. Todavía me acuerdo cuando estuvieron a punto de despedir a Adrien, a pesar de ser sobrino del director deportivo del club, por sugerir un cambio respecto a la plantilla. En fin, llevo toda la comida viendo como Ibrahim hace honor al nuevo mote con el que una servidora le ha bautizado: el adulador, o para darle más caché también lo puedo decir en francés, flagorneur.
- Si te sirve de consuelo, a ninguno de los chicos nos ha parecido de fiar. Creo que le va a costar mucho que le contemos nuestros problemas como lo hacemos contigo.- dice Rafa dándome un beso en la cabeza y volviendo con sus compañeros.
En situaciones así me gusta el silencio, y eso es algo que él sabe. Prefiero estar en una esquina, viendo como suceden los hechos. Mi madre siempre ha dicho que soy muy observadora. En el patio del colegio estaba en una esquina analizando la situación, y no era hasta que tenía a todo el mundo localizado que daba el paso y entraba en acción. Bueno, quien dice acción, dice jugar al pilla-pilla. Me habéis entendido.
Pues tal y como hacía mi yo de 6 años, desde mi posición puedo ver como el adulador está riéndose de las bromas de Adrien, supongo que para ganarse su favor, porque entre nosotros, Adrien es muy agradable y simpático, pero la gracia no es algo que le caracterice.
El siguiente grupo de personas que veo está compuesto por el presidente del club, Nasser Al-Khelaifi, su mujer y el resto de gente trajeada que siempre le acompaña. Algo que me tranquiliza respecto a la situación que estoy viviendo, es que a pesar de que los directores de prensa prefieran a Ibrahim, Al-Khelaifi cuenta conmigo desde el principio. O eso espero. La primera vez que me lo cruce por los pasillos del estadio hice uso de mi mejor acento árabe para saludarle que precio ser de su agrado al dedicarme una sonrisa. También recuerdo un día en el que le ayude con unas preguntas en una entrevista de radio totalmente improvisada. Tras esos dos momentos, nuestra relación pasó de ser meramente monosílaba, a ser cordial y con frases completas. Incluso asistí a un partido en su palco privado el día que su hermana estaba en la ciudad.
Termino la copa de vino blanco apoyándola en la mesa que tengo delante cuando me fijo, por último, en la mesa más alejada. Las risas de los jugadores contrastan con el resto de asistentes. Veo como Rafa bromea con Killian y Kimpembe. Desde aquí oigo les oigo bromear mientras piden al camarero alguna que otra copa de más. En condiciones normales iría a recordarles que son futbolistas de éxito y mañana tienen un entrenamiento al que acudir, pero un día es un día, y hoy se lo pueden permitir. Hago un recuento mental de los jugadores pero me falta uno.
- Estoy aquí.- dice apareciendo a mi lado.
- ¿Me estabas leyendo la mente?- le contestó con una sonrisa.
- No. Es que desde aquí se puede ver cuando estás pensando. Ya te habías fijado en todos los grupos de personas que quedan en el jardín, y cuando has llegado al último has vuelto a pasar la vista por todos otra vez.- dice encogiéndose de hombros, como si las palabras que acaban de salir de su boca no solo me delatasen a mi.
Estamos apoyados en la mesa alta que tenemos delante. Neymar lleva puesta una chaqueta, que para mi gusto, es demasiado llamativa, y se lo hago saber. Él, sin embargo, no critica mi atuendo, solo se dedica a tenderme un bocadito de pistacho que consiguió en su camino a verme.
- Rafa me dijo que no disfrutas de las cenas de trabajo.- dice tendiéndome el pastel.- es todo tuyo, ya se ha terminado la cena.
Creo que tengo una sonrisa de tonta en la cara impresionante, y como no se que responder a eso, me lo meto en la boca dejando que la crema de pistacho inunde de sabor mis papilas gustativas.
- Buenísimo. - digo limpiándome la comisura de los labios con una servilleta.- Gracias, no sabes él hambre que tengo.- digo riéndome.
- Eso tiene fácil solución. Venga, coge tu chaqueta. Esta fiesta ya se ha terminado.
Sigo sus paso por el césped con cuidado de no quedarme clavada por culpa de los tacones que llevo puestos. Recojo mi bolso del sitio que me estuvo acompañando durante la maravillosa velada, nótese la ironía, y me despido de Laura y Adrien.
- Estoy lista.- digo sin pensármelo dos veces al llegar a la altura de Ney que está despidiéndose de los chicos.
- Vamos.
Este me mira, me guiña un ojo y le da dos palmadas a Rafa en la espalda. Intento no cruzar la mirada con mi amigo, porque sé que antes o después me preguntará que es exactamente lo que estoy haciendo. Hasta entonces, puedo intentar averiguarlo. ¿Qué estás haciendo exactamente Roma?
Estamos saliendo por la puerta del jardín cuando nos cruzamos con Ibrahim proveniente del lavabo.
Noto que todavía no se ha dado cuenta de quién es mi acompañante, ya que nada más que lo ve le sale una sonrisa de medio lado.- Qué sorpresa...- susurra para sea yo la única que escuche sus palabras.
- Si que es una sorpresa.- dice Ney abriéndome la puerta.- Increíble que se ponga en duda el trabajo de Roma y no el tuyo. Que descanses Ibrahim.
ESTÁS LEYENDO
SOMEPLACE | Neymar Jr
FanfictionA lo largo de nuestra vida vamos a visitar muchos lugares y conoceremos a muchas personas, pero lo importante no es el donde, sino el con quién. Y eso es algo, que Roma está a punto de descubrir.