Ella es caótica e impredecible. Nunca sabes si te va a amar o te odiará, si va a huir o te pedirá que no te vallas nunca. Y es por eso que hay que amarla: porque en sus idas y venidas puede ofrecértelo todo o dejarte sin nada. Tiene una tristeza que duele, sin embargo no he visto a nadie, jamás, reírse tan fuerte de la vida.