Mi primer gran problema, aparte de ser increíblemente malo en ortografía fueron los títulos. No te imaginas las aberraciones que he llegado a llamar a mis historias.
Un problema fundamental de los títulos es que tienen que decir algo de la historia, no puedes ser tan ambiguo y genérico como la mayoría de historias de aquí. Piensa un segundo en lo que digo: tienes que sintetizar una novela, 50.000 palabras, en una pequeña frase. Hoy entiendo mejor ese tema, he investigado tanto de teoría narrativa y un poco de marqueting que mi historia actual, Arata y el cangrejo viajero, tiene un título bastante aceptable. Lo que hacía antes, era un desastre.
Las Últimas Fronteras, un título terrible ¿Qué significa? Ni siquiera yo lo sé, parecía que a la gente le gustaba esa historia, la leyeron unas 30, o 40 personas, pero a mí no me gustaba, y el título era tan ambiguo que ni siquiera cuando lo escribí me gustó.
Orden 288. Llamativo, pero no sabía de qué se iba a tratar la historia. Imagina que te den un título y te digan "escribe una historia completa a partir de estas tres palabras sueltas", fue donde me rendí con ese intento patético de franquicia que fue Las Últimas Fronteras.
Solo he logrado títulos más o menos relacionados con el escrito recientemente o en mis poemas. Arata Y El Cangrejo Viajero antes se llamaba El Tren Al Sur, un concepto que no aparecería más allá del segundo capítulo, ayer fue que estudié la composición de títulos.
Amigo, estudia, mi consejo es que tengas una idea muy muy clara antes de nombrar a tu niño, o terminas con cosas como las que hice yo.
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El sueño de fiebre de un mal autor cansado
Non-FictionNotas de un escritor novato. He borrado mis historias tantas veces y dejado tantos proyectos, que compartir mis aspiraciones surreales es casi terapéutico. Si quieres ver un par de malas notas y consejos bastante simples y hechos literalmente cuando...