Parte Tres.

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Bakugou miro mal a su pueblo por hacer sentir incómodo a Todoroki quien al no entender su lenguaje se ponía nervioso fácilmente y eso se reflejaba en el apretón que le dio en su mano.

—Ellos...¿por qué nos miran tanto y gritan, Bakugou? —quiso saber directamente el joven príncipe — ¿Es normal?

—Sí, lo es —afirmó el cenizo —Es un recibimiento para el manzel. Pero no se acercarán por respeto.

—Oh, entiendo, ¿debería inclinarme ante ellos o algo, para agradecerles su amable recibimiento? —interrogó el bicolor —Midoriya no me explico mucho de los saludos y formalidades de tu reino.

El cenizo sintió un leve hormigueo en su pecho al escuchar al contrario hablar. No sabía cómo explicarlo, le hacía sentir feliz que él sintiera curiosidad por su cultura y estuviera tan dispuesta a adaptarse. Por otro lado, le preocupaba lo ingenuo que era al creer cada una de sus palabras como si fueran ciertas.

Aunque eso también lo hacía bastante adorable a su parecer.

—Con que levantes la mano y saludes basta —soltó la mano que sostenía para tomar su muñeca y agitarla con suavidad poco común —Así.

El más alto asintió y repitió el proceso hacía las mujeres, hombre y niños que se habían reunido a su alrededor pero a unos metros de distancia en la avenida. Ellos sonrieron en respuesta y siguieron gritando cosas en su idioma, que el bicolor lamentaba no poder entender para responderles.

Aunque cuando dos niños pequeños pasaron al frente, los demás se quedaron callados y observaron sus reacciones.

Era dos niños de cabellos rubios y ojos celestes que extendieron el a la vez un ramo de flores hacía él. Después, el que parecía el mayor, hablo.

Pagra el manzel.

Shoto sonrió enternecido al escuchar al niño intentar hablar en su lengua y soltando la mano del cenizo, se inclino para tomar las flores y miro a Katsuki con un poco de duda. Si bien el cenizo había demostrado que no le haría daño y le hacía sentir cierta seguridad, era un poco difícil comprender cómo deberían tratarse el uno al otro.

Aún así, tomo valor y le hizo una pregunta.

—Bakugou, ¿cómo puedo decirles "gracias" en tu idioma? —pidio saber con cierta timidez.

Dakujemvocalizó el de ojos rojos para él.

Dakujem...—repitió el menor con un pequeño acento y lo intento otra vez viendo a los niños pequeños que le veían con un brillo especial en los ojos —Dakujem.

¡Vitaj, manzel!

¡Vase velicenstvo, vas manzel je kransny! ¡Ale mas staste!

Para el bicolor las palabras eran como si los niños estuvieran respondiendo a su agradecimiento. Pero para el cenizo representaban algo distintos y con una mirada algo molesta, los niños se rieron y alejaron. El más alto volvió a ponerse de pie, con las flores en mano y busco alrededor.

— ¿A dónde fue Midoriya? Estaba aquí hace un segundo.

—Deku tiene cosas que hacer —explicó vagamente el cenizo y tomo nuevamente la mano del bicolor —Ven conmigo. Te mostraré un par de cosas y después será la cena.

El más alto asintió emocionado, sin percatarse en lo absoluto que estuvo sosteniendo la mano del príncipe de los dragones durante todo el camino.

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A diferencia de Midoriya, Bakugou explico cosas que tenían más que ver con la demografía de la isla y la importancia del Festival de los Dragones, que era la razón por la cual lo había traído en primer lugar.

El Festival de los Dragones [BakuTodo]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora