Amistad mortal

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-Peyton, has sido mala- dijo la malvada voz de George mientras le pasaba un paño con agua por la frente.

-Lo siento- dijo ella con su voz quebrada.

-Un lo siento no basta, amenazaste con llevarte a mi hija.

-Sólo quiero que olvidemos esto- George sonrió y acarició su cabello, Peyton le sonrió falsamente.

-Lo olvidaremos, está bien. Podemos simplemente seguir con nuestra vida y olvidar que esto sucedió. y oye- Peyton lo miró- Lo siento- dijo y le plantó un beso.

Carrie los miró sonriente, pensando que su familia estaría mejor dentro de poco, que su madre perdonaría a su padre y seguirían viviendo un sueño en el Golden Gate. Pero, su dulce sueño jamás podría ser con la presencia de Alessandra en el edificio, tras aquella inesperada interrupción, ella siguió normalmente con su vida, sin importar el hecho de que había destruido una familia. Pero aún ansiaba a George, ya que no había podido ''Llegar'', llamó a George y le pidió ayuda con la organización del personal en el edificio; él asistió vestido con su traje formal beige, su favorito.

Entró a la oficina relajado, y encontró a Alessandra escribiendo en su escritorio, traía puestos unos lentes de lectura necgros y su cabello rubio estaba desparamado por su camisa formal, era la definición de la típica secretaria sexy, levantó la mirada y miró sonriente a George.

-Pasa George- Tapó su pluma y se levantó, caminó hacia él y lo abrazó, él cerró la puerta y sostuvo la cadera de Alessandra, ella plantó sus deliciosos ojos cafés en los de George.

-Creo que tenemos un asunto pendiente...-dijo la rasposa y seductora voz de George.

-Eso iba a decirte...no quiero seguir con esto si tu esposa va a seguir molestándonos tienes que dejarla, ¿Te lo imaginas? Tu y yo...el Golden Gate solo para ti y para mi, ambos, los dueños de este lugar...¿No sería perfecto?- George tragó saliva.

-Alessandra, estoy casado con Peyton, y si la dejo ella pedirá su parte y estaré en banca rota, y se llevará a Carrie...Y amo a Carrie.

-Pero George... tu me amas ¿No? ¿No quieres estar junto a mi?

-Estoy junto a ti ahora, sin divorcio, ni banca rota, nada de eso.

-No George, no lo entiendes, quiero que seas mío pero sigues atado a ella, quiero despertar y ver tu rostro, quiero tus abrazos por la espalda cada día, quiero un ''Nosotros''...te quiero a ti- Alessandra dejó ver su desesperación sin ningún tipo de defensa o disimulación, no quería ni pensar lo presionado que habrá estado su anterior pareja.

-Alessandra, hay que esperar, darle tiempo, esto está sucediendo muy rápido, debemos esperar a que la situación del incendio y Peyton y Carrie...todo esto se calme, luego, iré contigo y seremos felices- De la fría mirada de Alessandra, apareció una sonrisa, puso la mano en la mejilla de su amado y besó sus labios.

Sería una muy linda historia de amor si su familia fuese despreciable, o tuviese razones para amar a otra mujer. Pero no era así, Peyton jamás le había sido infiel y había tratado de ser la mejor esposa, compañera, cómplice y amiga que se pudiese pensar, George le había dedicado siete años de su vida; dos años antes del nacimiento de su bebita, eran sólo unos recién casados en busca de aventuras, planearon un futuro cuidadosamente que cumplieron con el paso de los meses. Ir a París, planear una cena con velas luego de ir al concierto de la banda de rock más famosa en aquel tiempo, pasear en yate y en helicóptero el mismo día, abrir un refugio para animales en San Diego... Todos los sueños de Peyton se hicieron posibles gracias al presupuesto de su esposo, pero además de eso, estaba agradecida con el tiempo que él le dedicaba. Cuando ella quedó embarazada, supieron que debían darle un tiempo a todas aquellas aventuras, a George no le gustó la idea desde la primera semana de embarazo de Peyton, hasta que cargó a su bebita por primera vez, ahí supo que debía ser un buen padre, que sería un héroe, sintió por primera vez su verdadero instinto de posesión, no dejaría que nadie tocara a su princesita, sería su única prioridad además de Peyton; acarició su cabeza y antes de darse cuenta de que estaba llorando, besó su frente, de ahí comenzaría su hábito de darle un beso en la frente a Carrie cada vez que pudiese.

Mi amiga la muerteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora