Capítulo I

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                                                                                       CAPÍTULO I

                                                                                 La Profecía De Gea

Se encontraban en aquel antiguo palacio predominante y oscuro. En el salón del trono discutían el rey y la reina del inframundo, mientras la Noche cargaba en brazos a la pequeña futura desgracia para los dioses. Los lacayos del rey se mantenían al margen de los gritos mientras Minos les indicaba que salieron del cuarto. Entre los gritos de Perséfone y Hades un llanto hizo a todos callar, pues la atención se centro en la pequeña en brazos de Nix, que extendía los pequeños brazos a Hades. Él estiró un brazo e hizo un gesto con los dedos en dirección a Nix, que se acercó a Hades para entregarle a la pequeña.

La dejo en los brazos del gobernante del inframundo e instantáneamente los llantos cesaron. Perséfone soltó un suspiro y resignada, camino hasta su trono de flores y ramas secas. Se sentó agotada sin apartar la mirada de su esposo que no dejaba de ver a la pequeña en sus brazos.

—Hades —llamó Perséfone haciendo que el dios levantará la mirada y centrará su atención en su esposa —Si no te acostaste con Nix, puedes tener condescendencia y explicarme cómo es que esa niña existe?

—Te lo he dicho mil veces Perséfone —respondió lenta y pausadamente —Sus plumas.

—Perséfone —dijo Nix caminando hacia la diosa que se irguió enseguida, intimidada por la presencia de la diosa —Nos hemos estado viendo constantemente, en qué momento pude haber quedado embarazada?

—No lo sé querida —respondió Perséfone al borde del llanto —Las formas de reproducción en los dioses son muy versátiles, a Zeus le salió de la cabeza Atenea.

—Perséfone —dijo Hades suavemente caminando hasta su esposa — No tengo porque mentirte. Además, sabes que si lo hubiera hecho te lo diría.

Hades estaba a los pies del trono de su reina, mirándola sin expresión alguna. Ella salto un sonoro bostezo, rendida y luego esbozo una sonrisa.

—Creo que tiene sentido, Afrodita nació de los testículos de Urano —comentó mientras caminaba hasta su esposo. Extendió una mano y la pasó por la cara de la bebé que cerró los ojos al instante al sentir el tacto de la primavera —Al menos tu naciste de las plumas azabache de Nix.

Lo meses pasaron y con ello se avecinaron nuevos cambios para el inframundo, principalmente fue que Nix se instaló en el castillo a medida que la pequeña infante crecía. Las ninfas infernales cuidaban de ella y la alimentaban con miel y ambrosía. Hades, Perséfone y Nix cuidaban a la niña como a un pequeño tesoro y la mantenían ocultas del resto del mundo y sobre todo del Olimpo, pues aún no habían querido presentarla.

Fue antes del ocaso, un día antes de que Perséfone subiera a la superficie para encontrarse con Deméter y darle la bienvenida a la primavera en la tierra cuando Gea descendió al inframundo. La recibieron amistosamente los reyes y la invitaron a dar un paseo por el jardín de Perséfone, Gea sólito que Nix estuviera presente y que trajera a la niña con ella. Perséfone no oculto su sorpresa al enterarse de que Gea sabía de la existencia de la pequeña diosa. Por otro lado Hades no estaba sorprendido, desde que Gea había llegado siendo escoltada por Caronte se había dado cuenta de que no venía con algo más que con el motivo de conocer a su hija.

A los diez minutos bajo por los escalones de obsidiana. Nix envolvía en su propia toga plateada al bebé, mientras ella jalaba del cabello estrellado de Nix. Las alas de Nix rozaban el suelo, mientras ella se acercaba más y más hasta los tres dioses que la miraban expectantes.

Anastasia Crale Y El Cetro De Los MuertosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora