Capítulo XVIII

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Dos días después de llegar a la isla.

David se encontraba entrenando físicamente su cuerpo en las condiciones extremas de la zona de fuego. Se sentía demasiado cansado por el calor de la zona, estaba todo sudado.

—Creo que es mucho por hoy— Susurré por lo bajo y me dirigí directamente hacía el templo.

Al entrar me di cuenta que mi maestro también estaba entrenando, estaba sentado en una alfombra meditando, sentía como estaba trabajando su maná, pero de la nada abre sus ojos y se da cuenta de mi presencia.

—Entrenando con las condiciones extremas de la isla, tienes mucha motivación muchacho— Dijo mientras se rió por lo bajo. —Estoy ejercitando mi cuerpo con estas condiciones extremas— Respondí con una sonrisa mientras agarraba unas de mis toallas y comenzaba a secarme el sudor. —Me recuerdas cuando me convertí en un maestro elemental— Dijo Steve mientras recordaba cosas de su pasado. —¿Muchacho puedes hacerme un favor?— Preguntó Steve a David. —¿Que puedo hacer por usted?— Le respondí. —Bueno… ¿Puedes traerme una piedra conductora de maná en una de las cuevas de la zona central?— Me preguntó mientras se levantaba de donde antes estaba sentado. —Si puedo hacerlo maestro— Le respondí con mucha seriedad en saber los detalles del favor. —Entonces usa esté mapa para encontrarla— Me entrego un mapa con una X marcada en una de las costas de la zona central. —¡Volveré luego!— Dije con mucha emoción y salí disparado hacia la zona central.

—Espero que lo que veas no sea tan serio— Susurró Steve por lo bajo y siguió entrenando.

En unos minutos ya estaba de nuevo en la zona central, me dirigí como un bólido a uno de los pueblos costeros en donde estaba la cueva. Al llegar al pueblo me di cuenta que se parecía mucho a la ciudad central, pero en versión pequeña. Todo estaba bien cuidado, las personas eran muy amables.

—Señor, ¿Me podría decir en dónde está esta cueva?— Le pregunté a uno de los ciudadanos del pueblo. —¿Estás buscando la cueva de la revelación?— Me preguntó asombrado, yo puse cara de confundido, nunca había escuchado una cueva con ese nombre.

—Eso creo— Respondí un poco forzado, ya que no había entendido nada de lo que el señor me dijo. —Si la estás buscando entonces tendrás que ir hacía el sur del pueblo— Me indicó con su dedo índice yo le di las gracias y me dirigí a toda prisa hacia allá.

En el camino me preguntaba el porque se llamaba la cueva de la revelación, que nombre más raro. ¿Será que muestra el futuro? No creo. Después de tener un largo debate mental llegué a una entrada que llevaba a una cueva. Antes de entrar respire profundo y encendí uno de mis puños en fuego para darme iluminación cuando me adentre en la cueva. Al entrar me di cuenta que se sentía un lugar húmedo, al adentrarme más profundo se empezaron a escuchar sonidos, sonidos muy fuertes.

Al seguir adentrándome llegue a una especie de campo abierto rodeado por piedras conductoras de maná. Me alegré mucho, ya que ya había terminado lo que me habían mandado a buscar, pero de la nada comencé a sentir una presencia de maná que se asemejaba a la mía, pero esta era… Oscura. No podía moverme, algo oscuro me tenía abrazado con mucha fuerza. No podía moverme, mí respiración comenzó a aumentar su frecuencia, me estaba poniendo nervioso. Sentía miedo, mucho miedo.

La oscuridad comenzó a rodear toda la cueva, ya no podía ver nada. Mí fuego poco a poco se fue apagando hasta quedar en total oscuridad en la cueva.

Los recuerdos comenzaron a resonar en toda la cueva, algunos eran demasiado familiares. Algunos eran demasiado dolorosos. Pero había otros que no me pertenecían. Fui llevado a lo que al parecer era la casa de Daniel, pero había algo que no me cuadraba, ¿Por qué Joseph está como de mi edad?

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