Todos pueden sucumbir

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Disclaimer: Nada me pertenece, todo es de J. K. Rowling

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Severus vio desaparecer a Hermione ante sus ojos, incapaz de poder detenerla y sin saber hacia dónde iría, sintió un hueco en el pecho, como si le hubieran quitado el corazón, su primer impulso fue desaparecerse e ir a buscarla, ¿a qué lugar? No sabía, ¿A su casa donde habían sido felices por tantos años?, ¿la mansión Wilshire?, era poco probable que ella fuera para allá, seguramente se iría con alguno de sus amigos, Ginny y Draco, o tal vez Potter, si seguramente estaría con San Potter.

Decidió que la buscaría primero en su casa de Chelsea, en el camino se topó con alumnos a los que bien podría haber castigado por andar a tan altas horas de la noche deambulando, pero poco le importó, siguió por los corredores hasta llegar a la gárgola que custodiaba la entrada a su oficina

- ¿Papa puedo hablar contigo? - pregunto Bellatrix apareciendo detrás de él, la chica se veía alterada y tenía los ojos llorosos, Severus no se había percatado de ello

-Bella ahora no por favor, no deberías estar aquí, ¿ya vista la hora? -

-pero es importante- insistió apresurando el paso para darle alcance al profesor mientras subían las escaleras.

-bella dije que no- anuncio con voz alta parando en seco a la bruja – ahora no puedo por favor, estoy ocupado, te ordeno que vayas a tu sala común-

- por favor escucha lo que tengo que decirte el profesor Van Tassel... -

-Bellatrix Eileen Snape Granger! - vocifero Severus – ahora no tengo tiempo, estas fuera de la cama en hora inapropiada 50 punto menos de Slytherin, ahora regresa a tu sala común o serán otros 50 puntos menos-

-bien, como usted ordene señor director- Mascullo molesta dio media vuelta y se fue bufando y mascullando un par de maldiciones.

Snape entró al despacho, para fortuna de él Annabeth se había ido, mucho mejor, Severus no sabía si podría controlarse al verla, quería retorcerle el cuello y matarla, tomó su túnica y se desapareció, llego hasta la entrada de su casa, se asustó al ver la varita de Hermione sobre el umbral de la puerta apresuradamente entro a la casa a buscarla, como era de esperar no la encontró.

Sintió una piedra en el estómago, sin su varita Hermione no podría aparecerse lo que sin duda alguna limitaba los lugares a los que podía ir, ¿la casa de Draco tal vez?, pensó, la mansión Malfoy, la madriguera y la casa de los Lupin estaban lo suficientemente lejos como para que Hermione fuera hasta allá, también podría ir a Grimmauld Place con Potter, si claro con san Potter quien sin duda estaría más que dispuesto a hablar mal de él, decidió ir a buscarla a la casa de Draco al final era el lugar que quedaba más cerca de Chelsea.

Se desapareció sin preocuparse de que alguien lo viera se apareció en Hyde Park justo en el borde de la calle, del otro lado de la calle una fila de casas blancas se acomodaban por el largo de la acerca, la mayoría estaban en oscuridad y silencio total, salvo una, el numero 62 dos siluetas se distinguían detrás de las cortinas de la que era la cocina una era la inconfundible silueta de Draco y una más, "Hermione" pensó el director apresurando el paso, esperaba que fuera ella y que estuviera dispuesta a escucharlo, toco la puerta desesperadamente.

-Un segundo- le respondieron desde dentro de la puerta antes de abrirla -Profesor! - exclamó Ginny asustada al verlo delante de ella

-quien es Ginny? - preguntó Draco saliendo de la cocina hacia el pasillo

-Padrino? ¿Qué haces aquí? - ambos magos se vieron entre sí, estaban confundidos de ver a Snape en su casa, en teoría Hermione había ido a verlo para limar asperezas, no entendían que hacía ahí el profesor.

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⏰ Última actualización: Sep 10, 2021 ⏰

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La ruptura de un contratoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora