cuatro.

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Felix despertó sintiéndose sumamente acalorado y adolorido, todo estaba muy confuso para él. Y lo primero que vio al abrir sus ojitos color miel fue el rostro de su madre.

―Cariño, ¿Cómo te sientes? ―Preguntó la señora Lee, acariciando con sus manos los cabellos castaños de su cachorro.

Felix aún estaba desorientado y el dolor en su vientre solo empeoraba más la situación.

―N-no se, m-me siento ra-raro.―Respondió con dificultad, su ceño frunciéndose cuando su madre le extendió un vaso de agua y una pastilla.

―Necesito que la tomes para que te sientas mejor y pueda hablar contigo.

El castañito aún muy confundido asintió, tomo ambas cosas y después de unas cuantas miradas de asco e inseguridad que le dirigió a la pastilla, se la tomo. Se recostó en el centro de la cama y la mayor se sentó en la orilla de esta.

―¿Dónde e-esta Bang Channie? ―Cuestiono al recordar un poco y darse cuenta que su amigo no estaba con él.

―Él nos llamo diciendo que te sentías mal, cariño. No pudo traerte el mismo por que sus padres no estaban, igual dijo que apenas pudiera vendría a verte. ―Explicó, Felix asintió con una pequeña sonrisa.

Después de unos largos minutos en los que la señora Hye tuvo que esperar que el supresor hiciera efecto y una vez se dio cuenta que lo hizo, se preparo para hablar.

―Lix. ―Llamo, recibiendo de inmediato la atención de su pequeño. Suspiro, lista para cualquier reacción por parte de su cachorro―. Haz entrado en celo cuando estabas con Bang Chan, te acabas de presentar. ―Dijo sin más, cerrando sus ojos al ver la expresión asustada, sorprendida y confusa de su hijo.

―¡¿Enserio mamá?! ―Gritó emocionado―. ¡Tengo que decirle esto a Bang Channie! ―Hizo el amago de querer pararse, pero Hye se lo impidió.

―E-espera, no es todo. ―Habló rápida, deteniendo las acciones de su hijo―. Bang Chan entro en celo primero, y por lo que se su aroma hizo que tu primer celo por fin se presentara, por lo que si no me equivoco esto solo pasa en p-parejas destinadas. ―Explicó lo mejor que pudo, Felix la miro con una expresión de incredulidad y tristeza.

―Mamá, dos alfas no pueden estar destinados.

Hye rodó los ojos ante lo despistado que es su hijo para no darse cuenta lo que trata de decirle con indirectas.

―De verdad eres torpe cariño. Te haz presentado como un omega.

Felix abrió los ojos desmesuradamente y rápidamente llevo una de sus manos a su cuello, frotando la zona para luego llevar su mano a su nariz, sintiendo el aroma dulzón de Malvaviscos y chocolate llegar a sus fosas nasales.

Y antes de poder soltar el grito que estaba reteniendo en su garganta, la puerta de su habitación fue abierta, dejando ver a Bang Chan y al señor Lee.

Felix sonrojado hasta sus orejas, se escondió bajo las sábanas de su cama, haciéndose bolita sobre la misma.

Bang Chan miro enternecido la escena, expresión que cambio al ver la mirada amenazante que la señora Hye le daba. Supo de inmediato el por que de aquello y levanto sus manos en muestra de inocencia.

―Tome supresores antes de venir aquí, señora Lee. ―Aclaró, Hye bajo la guardia al saber que su hijo estaría a salvo―. Déjeme hablar con mi omega, por favor.

Felix soltó un chillido sorprendido aún estando oculto bajo las sabanas, Hye sonrió y asintió en dirección a Bang Chan. Se puso de pie hasta quedar frente al alfa y volvió a darle una mirada amenazante, señalándolo acusadoramente con su dedo.

―No le vayas hacer nada a mi cachorro, Bang Chan. ―Advirtió, aunque por dentro estuviera carcajeándose al ver la expresión asustadiza del alfa. Ella más que nadie sabía que Bang Chan era la persona perfecta para ser la pareja de su hijo.

―Amor, tienes que confiar en Bang Chan, pronto el también será de nuestra familia. ―Habló juguetón el señor Lee.

Felix aún oculto bajo las sábanas saco su manita solo para tomar una de sus almohadas y ponerla sobre su cabeza en un intento de no seguir escuchando aquella conversación que solo lo hacía ponerse rojito como un tomate.

Hye sonrió y tomo la mano de su esposo antes de salir de la habitación junto con él y dejar solos a los dos chicos.

Bang Chan suspiró una vez se encontró solo con su omega, se acerco a él y se sentó en la orilla de la cama.

―Hyung, sal de ahí, necesitamos hablar. ―Pidió, Felix solo se hizo más pequeño bajo las sábanas.

―No.

El alfa suspiró, por primera vez usaría los beneficios que le daba ser un alfa pura sangre. Así que con sus manos quito de un jalón la sábana y almohada que cubría el cuerpo de Felix y antes de que este siquiera pudiera reaccionar, tomo su cuerpo y lo puso sobre sus piernas.

Tenemos que hablar, omega.

Felix se estremeció al escuchar la voz de mando del alfa, de su alfa, era tan profunda y ronca, sentía como si le hubieran hablado a su alma. Extrañamente no se sentía intimidado, se sentía emocionado pero de cierta forma sintió que debía obedecer a su alfa, así que solo centro sus ojitos mieles en los oscuros del pelinegro.

Bang Chan llevo una de sus grandes manos a la mejilla contraria, acariciando esta con delicadeza, sintiendo a Felix inclinarse sobre su toque.

―Eres mi omega. ―Dijo con total orgullo, mostrando su bella sonrisa.

El lobo de Felix chillo emocionado, revolcándose en el interior de su humano. Pero Felix, su parte racional, se sentía sumamente confundido. Estaba feliz, más que nunca en su vida al saber que ambos podrían ser pareja, pero un tanto desorientado por el drástico cambio de roles a sus planes.

―E-esto es muy r-raro. ―Habló despacito el omega, Bang Chan sonrío.

―¿Por qué, hyung? ―Preguntó el alfa, sin detener sus suaves caricias en la mejilla contraria.

―Se supone que yo tendría que estar cargándote y mimándote a ti. ―Un puchero demasiado adorable apareció en sus labios, haciendo a Bang Chan derretirse de amor.

―¿Quieres hacerlo? ―Hizo el amago de pararse, Felix abrió sus ojitos y lo detuvo con sus palabras.

―No, seguro me aplastaras, eres un hombre gigante.

Bang Chan se carcajeo, acercando sus labios a la frente de su amigo y depositando un besito en ella, haciendo que Felix cerrara sus ojitos por mero instinto.

―Déjame cortejarte, hyung. ―Pidió el menor una vez se separo lo suficiente para ver al omega a los ojos.

Felix se lo pensó un poco, es decir, apenas llevaba sus primeras horas siendo un omega y ya tenía una solicitud de cortejo, y no de cualquier persona, si no de su alfa destinado. Eso si que era suerte. Pues otras personas incluso llegan a envejecer sin haber encontrado a su alma gemela.

―¿Entonces serás tú el que me tendrá que mimar y cuidar? ―Preguntó, era solo una pequeña duda que rondaba por su cabeza.

―Si, pero yo también te exigiré mis ratos de cariñitos. Yo también necesito que me des amor. ―Explico Bang Chan. Felix sonrió, ahora completamente seguro de su respuesta.

―Entonces aceptó, Lixie bebé.

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Gracias por leer<3

no tan omega › chanlixDonde viven las historias. Descúbrelo ahora