tres.

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Actualidad.

Bang Chan se encontraba cargando y abrazando entre sus fuertes brazos a su pequeño amigo Felix, mientras este refunfuñaba y pataleaba haciendo todo un berrinche.

Decir que Felix no estaba enojado con la vida, sería poco. Por que es que se le hace imposible de creer que aquel niño que se la pasaba diciendo que sería un pequeño omega, ahora fuera un alfa de un metro con ochenta y también estuviera muy musculoso. También estaba muy enojado por que ¡En todo este año él no había crecido nada! Su estatura seguía siendo la misma, un metro con sesenta y dos de pura vergüenza.

―¡Cuando sea alfa te voy a patear el trasero! ¡Idiota! ―Bang Chan soltó una carcajada y permitió que su amigo, el cual tenía sus mejillas rojas producto de la vergüenza y el coraje, volviera a tocar con sus piecitos el suelo.

―Felix, ya tienes 20 años, ¿No crees que ya deberías de hacerte a la idea de que tal vez serás beta? ―Felix abrió su boquita indignado y con su mano hecha puño golpeo débilmente el pecho del alfa frente a él.

―¡Jamás! Yo seré alfa.

Bang Chan solo asintió burlón. Ambos se encontraban en la casa del pelinegro, tendrían una tarde de amigos ya que no se habían visto por dos largas semanas ya que Felix se había ido de vacaciones.

El más alto preparo las palomitas mientras que el castaño preparo los refrescos y demás. Ambos subieron con todas las cosas a la segunda planta en dirección a la habitación del alfa, dispuestos a ver muchas películas y comer demasiadas chuchería.

꒰୨ 🍓 ୧꒱

Bang Chan sintió un tirón en su vientre bajo y a su lobo comenzar a pelar con él en busca de tomar el control de su persona. Corrió al baño y sin decir nada cerro la puerta de este de un portazo, asustando en el proceso a Felix, quien se levantó preocupado y camino en la misma dirección con una cara bañada en preocupación.

―Channie bebé, ¿Estás bien? ―Preguntó frente a la puerta cerrada con seguro, sin embargo no obtuvo respuesta.

Pego su oído a la puerta, escuchando los gruñidos y quejidos de dolor. Al instante comenzó a sentir el potente aroma a café y tierra mojada, mucho más fuerte y adictivo. Él ya se había acostumbrado al olor de su amigo, no fue difícil ya que extrañamente el aroma le gustaba, pero esta vez era diferente, era el aroma a celo.

Al mismo tiempo en que el delicioso aroma entro por sus fosas nasales, sintió un dolor en su vientre bajo y también sintió como sus piernas se debilitaban, haciéndolo caer al suelo.

Comenzó a sentir su cuerpo caliente, sus mejillas se colorearon de un intenso rojo al mismo tiempo que vio como su parte baja comenzó a reaccionar y como algo en su interior despertó aullando, exigiendo más del aroma a café y tierra mojada.

Su parte trasera comenzó a lubricar un líquido extraño, haciéndolo tensarse y provocando que por mero instinto comenzara a frotarse contra el suelo en busca de alivió.

Por otro lado, Bang Chan, quien había olvidado por completo la llegada de su tercer celo pero por suerte tenía supresores de emergencia, se encontraba tomando uno cuando ese adictivo aroma que por todo ese largo año no había olvidado, lo sintió intensificarse.

Su cuerpo se tenso y su lobo araño su interior en busca de ir hacia ese aroma. Pequeños gimoteos comenzaron a escucharse al otro lado de la puerta y su racionalidad comenzaba a desaparecer. Una emoción e ilusión creció en su pecho al saber de lo que todo aquello se trataba, pero sabía que si cruzaba esa puerta antes de que el supresor hiciera efecto, no podría controlarse.

Unos golpecitos se escucharon en la puerta y seguido la voz necesitada de Felix.

―B-Bang Channie, alfa, a-ayúdame.

Aquellas palabras y la manija de la puerta siendo jalada en busca de abrirla lo hicieron retroceder lo más que podía de la puerta.

Su Felix, su pequeño amigo, su amor se estaba presentando como omega y necesitaba de su ayuda para bajar el calor en su cuerpo. Eso lo hizo dar un saltito emocionado en su lugar.

Pero a lo largo de su año como alfa había aprendido muchas cosas y sabía que quien en este momento hablaba no era Felix, si no su lobo recién despierto.

Sintió la voz de su lobo alfa hacer eco en su mente con unas palabras que hicieron que su corazón se detuviera por un momento.

"Hay que ayudar a nuestro omega."

Bang Chan negó con la cabeza y tapo su nariz, si quería controlarse necesitaba no oler más de aquel aroma dulzón.

Unos largos minutos pasaron y cualquier ruido había desaparecido, haciéndolo preocuparse. El supresor ya había hecho efecto por lo que con los nervios a flor de piel se acerco a la puerta, quito el seguro y la abrió.

Sus ojos se abrieron en grande al ver toda su ropa tirada en el suelo y a Felix dormido sobre ella, abrazando fuertemente varias de sus camisas.

El alfa se acercó hasta él y se arrodilló para tomar el pequeño cuerpo en sus brazos, sintiendo el fuerte aroma a celo del omega.

Felix al sentir el aroma del alfa solo pudo acorrucarse más en su pecho en busca de sentirlo aún más.

Bang Chan camino con el menudo cuerpito hasta salir de su habitación, para luego bajar a la primera planta y dejarlo recostado en el sofá, viendo como Felix comenzaba a mover su naricita al no sentir su aroma cerca.

Se golpeó mentalmente por no haber pensado en aquello y corrió nuevamente hacia su habitación, donde al llegar tomo varias de sus camisas y en menos de 1 minuto ya se encontraba de nueva cuenta en la sala, poniendo las camisas entre los brazos de Felix.

Llamo a la señora Kim, informándole lo que había pasado y que sus padres no se encontraban en casa para poder ir a dejar a Felix a la suya.

La omega muy preocupada entendió y le aseguró que ya iban por su hijo, advirtiéndole que no hiciera nada con él en lo que llegaba.

Luego de colgar la llamada, Bang Chan se dirigió hacia donde yacía el omega dormido, arrodillándose frente a él para luego llevar su grande y venosa mano a los cabellos castaños, comenzado a dejar caricias en ellos. Felix suspiró entre sueños y abrazo más las camisas en sus manos, sacándole una sonrisa al menor.

Bang Chan entendió el mensaje de su lobo, haciendo que la ilusión del deseo que realizó de pequeño volviera a encenderse, llenando su pecho de felicidad al saber que su deseo había sido cumplido pero no de la forma en que lo pidió.

―Después de todo, si podremos estar juntos hyung. ―Dijo con una sonrisa y se acerco para dejar un besito en la mejilla sonrojada.

Sin más se puso de pie y se dirigió a la salida de su casa, dispuesto a esperar la llegada de sus futuros suegros.

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Espero que les gusteee<3

no tan omega › chanlixDonde viven las historias. Descúbrelo ahora