SUMISIÓN "Shigadeku"

Capítulo 3. Convivencia

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Después de ese día en la playa, regresaron a la cueva el joven alfa no lo reprendió ni menciono nada, Izuku quería preguntarle un montón de cosas pero sentía que arruinaría la poca paciencia del alfa, por lo que se dedicó a intentar dormir dándole la espalda al alfa... le sorprendía lo tranquilo que estaba, se giró a verlo vio que Shigaraki aún estaba despierto viendo el techo con relativa tranquilidad meneando su cola de un lado a otro, perecía que estaba en otro mundo

Se fije más en él, su olor era dulce en este momento indicando que estaba relajado, por alguna razón su aroma le daba tranquilidad, sus ojos rojos como dos rubíes tenían un ligero brillo, un brillo que parecía que en cualquier momento se extinguiría, su piel blanca y cicatrices de viejas peleas, pero que lo hacían ver más atractivo su cuerpo bien dotado, de músculos pero sin llegar a excesos y también estaba sus piernas y su... Izuku sacudió la cabeza para alejar tales pensamientos mientras su cara enrojecida por lo que estaba pensando, por otra parte su omega interno estaba fascinado por el joven alfa y pedía a gritos que se acercara y que el alfa le diera calor.

Izuku se negaba, no quería ceder ante las demandas de su omega si bien su omega quedo fascinado ante aquel alfa dominante Izuku por su parte racional no... el pecoso pensaba que Tomura solo era amable para obtener sexo que es lo que busca básicamente y después lo botaría cuando se aburriera... pero... esos días le llevaba comida y si no le gustaba algo el cazaba otra cosa y desechaba lo anterior, su omega veía aquel intento torpe de cortejo que le parecía tierno hasta Izuku... pero por más que su omega le dijera que él era el correcto, no le creería, en su vida había visto muchos alfas y todos eran iguales... no le creería a Shigaraki después de todo solo llevaban unos días juntos

Inconscientemente se fue acercando al alfa, su cuerpo buscaba ciegamente el calor del alfa, cosa que se le hizo raro ya que la insistencia de su omega no era normal en ningún sentido, en estos tres días había estado inquieto, siempre termina buscando la mirada del alfa y le entraban esas ganas de acercarse a sentir el aroma tan delicioso de Shigaraki

Un fuerte viento recorrió helando la cueva y al estar tan desocupado esta se helo, Izuku en su cabeza lo tomaría como una excusa, y probando suerte se levantó, el alfa al sentir el movimiento poso sus ojos en él, el pecoso tomando unas cuantas pieles las unió con la cama improvisada del alfa, Shigaraki confundido por lo que hacía quiso preguntar qué diablos hacia pero las palabras murieron en su boca cuando Izuku se recostó pegándose a su cuerpo desprendiendo su aroma delatando su nerviosismo, Izuku no dijo nada esperando a que este lo rechazara.

- Que pasa mocoso pensé que no te acercarías a mi o ya cambiaste de opinión – Dijo en un tono burlón mientras que Shigaraki lo jalo de la cintura con cuidado, pero al ver que el menor no se inmutaba le parecía raro... si antes estaba confundido ahora estaba en el limbo

- Tu cueva es fría, y tú eres la única fuente de calor - El pecoso sintió su cola moverse a voluntad enrollándose con la del alfa, odiaba a su omega, con esa acción el alfa sonrió juguetonamente

- Estas seguro que es por eso porque tu cola me dice lo contrario – Izuku se sonrojo escondiendo su rostro en el pecho del alfa sin articular palabras, pensaba separarse, pero la cola de Shigaraki se enrosco en la de él correspondiendo el acto, sin saberlo Shigaraki estaba igual que el pecoso, estaba confundido y su alfa era todo un lio.

En primer lugar ahora siempre que cazaba lo primero que se le venía a la mente era cierto omega de cabello verde, su alfa era un completo descontrol estaba fascinado con la belleza de Izuku siempre que lo tenía cerca tenía ganas de abrazarlo, cosa rara ya que los pensamientos de antes de quererlo corromper para después botarlo fueron totalmente remplazados, y una de las cosas que le gustaba era que cuando le llevaba comida él se restregaba por su cuerpo en agradecimiento donde le permitía tocar aquel fino y suave pelaje, estaba confundido que le pasaba jamás había tenido tales pensamientos.