CAPÍTULO Ⅵ
-un nuevo comienzo-
Él llegó como quien se sienta en silencio para no estorbar, pero termina llenándolo todo.
Plena cuarentena, seguían los mismos problemas, pero ésta vez ya no dolían tanto porque ahora lo tenía a él. Seguían separándolos los mismos kilómetros, pero fue tanta la añoranza que ya eso no les afectaba.
Se hicieron amigos de nuevo aunque sinceramente no creo que en ningún momento lo dejaron de ser, y poco a poco volvió aquella confianza que alguna vez se tuvieron.
Qué si volvieron ⁇ Bueno sí, pero esta vez fueron con todo. Él hablo con la madre de ella y de cierta manera ella acepto aquellos términos y condiciones. Pronto toda la familia lo sabría, amigos, compañeros, no había persona que no estuviera al tanto de aquella relación y fue una sensación muy linda para ella, al menos, porque nunca había tenido algo serio y que tantas personas lo supieran y es un peso menos al no ocultar nada.
Los meses posteriores de cuarentena se acortaron, al fin volvimos a ver la luz del Sol.
En éste tiempo se enamoraron como niños pequeños. Él en su infinito amor la llenaba de pequeños detalles, de esos que son capaces de hacernos llorar. Fue tanto la muestra de ese amor que ambos fueron moldeados como las rocas de la orilla del mar. Ella, que era fuerte se había convertido en un ser sumamente frágil y delicado, como aquella porcelana de nuestra madre que nunca permitió tocar por miedo a que se rompiera en pequeños trocitos. Ella, que era fría cómo témpano de hielo se derretía con sus te amo y logró sacar ese lado dulce y tierno que tuvo escondido tanto tiempo.
Y así llegó el día, su primer aniversario juntos después de aquel crudo y frío enero y esa vez acompañado de un feliz cumpleaños para él, el chico más guapo del mundo.
