Sumisión

381 22 7
                                    

Cada palmada impactaba con una fuerza medida, pero el ardor que dejan tus dedos en mis glúteos era sumamente placentero, sentía como seguía mojada y era inevitable no escurrir, cada golpe hacia que mis pechos se movieran y se rozaran con las sábanas causando que me excitara mas

Mi cuerpo entero temblaba y se sacudía cada que me golpeabas, mi entrada estaba chorreando, parecía que tenia un pequeño rio adentro, amenazando con desbordarse.

De pronto paraste, te disté cuenta que estaba completamente roja, y metiste tus dedos dentro de mí, sentí como estabas entrando una y otra vez, a una velocidad bestial.

Me estabas metiendo 3 dedos y sentía como pegabas directo en los rincones de mi vagina, provocaste tal placer que el orgasmo era imparable, o eso creí hasta que paraste, cortaste mi orgasmo y me dijiste que suplicara por él.

-Ama por favor, deja que me venga, por favor…

-mas, no es suficiente, date la vuelta.

-si ama, pero deja que me venga, lo necesito…

-como te atreves a condicionarme, esto te costara, pero solo un poco, al final todo lo que haga contigo, lo disfrutaras.

-si ama, está bien, pero necesito tus dedos dentro de mí, no me hagas sufrir más, necesito que sea…

Tus labios cortaron mis palabras, me besaste fuertemente y solo sentí tus dedos entrar en mí, era tal tu agilidad que no me di cuenta cuando coloqué mis brazos alrededor de tu cuello para que no me cayera, estaba como una pequeña, sentada en tus piernas, con mis piernas abiertas y tu mano penetrándome.

sentí como tu lengua jugaba con mi boca, tu mano izquierda brindándome apoyo en mi espalda baja y asegurando que no me fuera a caer, mientras tu otra mano ejercía cada vez mas fuerza y placer en mi vagina.

Sentí tu mano taladrar poco a poco, me miraste firmemente, reconocí al momento lo que tenías en mente, querías hacer fisting, era tan raro y a la vez tan familiar, solo contigo lo hacía, era nuestra pequeña perversión.

Todo estaba listo, cada cosa en su lugar, la posición, que era lo mas importante, tu sentada en el limite de la cama, con las piernas abiertas para que tuvieras mas soporte, yo sentada sobre ti, con mis piernas descansando en tu pierna derecha y mi espalda baja apoyándose en tu pierna izquierda, mi cabeza ligeramente inclinada hacia delante, mis manos descansaban sobre tus hombros y mi mirada fija en tu mirada, mientras me penetrabas.

Iniciaste con 3 dedos, lo cual era placentero, pero faltaba más, después introdujiste un dedo mas y mis gritos aumentaron, mi agarre en tus hombros se apretó, cuando presentía el orgasmo sacaste tus dedos y los lamiste, para después penetrarme nuevamente.

Vi el sudor por todo tu cuerpo, tus pechos desnudos, erectos por la excitación y ese lunar que tanto me gusta, eso me recordó a la primera vez que te vi, cuando nos conocimos en la escuela, tu sentada a lado de mí, eras tan dedicada y yo tan distraída en todo.

Tocaste mi clítoris y lubricaste un poco mas tus dedos, mis jadeos eran cada vez más fuertes, mi cabeza y tu jugaban de mí, porque sabía que pasaría después, ansiaba sentirte toda.

Resbalo tu mano varias veces por mis labios, chocando con mi entrada y mi clítoris, cada vez lo hacías más duro, era aterrador como podía ser tan sumisa contigo, solo bastaba una llamada y que me insistieras un poco para acceder a verte.

Mientras comenzabas a penetrarme y devorabas mi yugular, recordé la primera vez que hicimos esto, fue espectacular la manera en la que insistías, cada vez mas dentro, pero eso fue hace tantos años.

sentí como entro el quinto dedo, causaste un poco de dolor, pero lo aliviaste, fuiste lento, poco a poco, bañando tu mano con mis fluidos.

Poco a poco empezaste a moverte y con eso agregaste presión, en este punto mis gritos eran fuertes, llenos de placer, llenos de lujuria, la posición en la que estábamos ayudaba a que tuviéramos un balanceo perfecto y ayudara a que entraras cada vez más.

Me besaste tantas veces que mis labios estaban hinchados, mis dedos dolían por la presión que estaban haciendo en tus hombros, mi sudor escurría por todos lados y caía directo a tus piernas y a las losas.

Tu mano resbalaba cada vez más dentro de mí, los nudillos estaban justo en mi entrada, sentía como mi vagina se dilataba poco a poco, cada milímetro adentro era el paraíso, los bellos de todo mi cuerpo estaban erectos, cada parte de mi vibraba, los escalofríos recorrían hasta mi cabeza y el mareo me daba una sensación de estar sobre las olas del mar.

La realidad es que estaba teniendo un multiorgasmo y el aliento me faltaba, mis fuerzas me traicionaban y mi cuerpo estaba completamente sumergido en el placer y el dolor que me provocabas.

Me desintegraba entre tus brazos y tus piernas, me fundía contigo, no, me fundía sola, por tu culpa.

Mordiste fuerte en mi clavícula y dejaste fuego esparcido por mis pechos, faltaban unos pocos centímetros para entrar totalmente y me golpeaste con un beso intenso, no supe ni como pude responderte, no sabia que estaba haciendo, solo podía sentirte tan dentro, tan profundo, sé que estabas tocando cada parte de mi interior.

Cuando por fin entraste y mi entrada capturo tu muñeca, sonreíste, me lamiste el pequeño rio de sangre que estaba en mi clavícula, ya casi seco, me lanzaste una mirada de disculpa y me besaste nuevamente.

Me observaste por unos segundos, me diste tiempo a que bajara de mis orgasmos, me complaciste con tu paciencia y luego solo escuche, “es momento de comenzar”.

Te moviste poco a poco, aunque aumentaste el ritmo una vez que escuchaste mis gritos, estabas tan grande, moviste tus dedos de posición y estimulabas cada parte de mí.

(Siempre había pensado que esta práctica nos unía, nos colocaba en una posición tan íntima y de conexión que era necesario hacerla cada que podíamos, eso me recordó a cuando vivíamos juntas, cuando despertaba con tus brazos alrededor de mí y tus cabellos rizados en mi cara.)

Tus movimientos eran cortos, pero agiles, no me dejabas respirar, estaba tan llena de ti, tan mojada y quería más.

Sabia que estabas cerca del clímax, tus jadeos eran cada vez mas fuertes, pero no dejarías que me viniera después de ti, siempre tan orgullosa, apresuraste tus embestidas, mis gritos eran muy fuertes, mi garganta dolía, mis piernas también, todo en mi temblaba, mis piernas estaban totalmente estiradas y incluso los dedos de mis pies, parecía que corría electricidad por todo mi cuerpo, parecía que dejaría de respirar, parecía que era el final y explote, el clímax se presentó, fue tan ruidoso, tan húmedo, mi vagina intento sacarte con las contracciones que realizo, en cada espasmo te empujaba, pero como siempre tu te aferraste a mi interior y permaneciste dentro, llegaste al orgasmo después de mí, lo supe cuando tu mano inconscientemente se movió más profundo en mí y temblaste toda.

___________________________________

Mis lectores aquí les dejo este capítulo, me tarde unos días, pero la vida de adulto y cierto sismo me saco de balance estos días y me costó un poco actualizar.
Espero les agrade y bueno no olviden dejar su voto.

Recuerden que tengo otras historias, pasen a leerlas y si es de su agrado espero sus votos

Sin más espero lo disfruten

LujuriaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora