Recuerdos

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Jadeaste fuertemente en mi boca, sentí como te estremeciste y por instinto te quedaste quieta, después de unos segundos, comenzaste a moverte nuevamente, tenías un silencio sepulcral.

Sabia que estabas perdida en el placer, siempre pasaba esto, te gustaba poseerme toda, dominarme y cuando lograbas invadirme todo mi cuerpo y mi mente, comenzabas nuevamente hasta dejarme sin fuerzas y sin aliento.

Los movimientos de tu mano eran lentos, casi como su temieras lastimarme, cada que te movías, rastros de mi orgasmo se derramaban por mis labios y por tu antebrazo.

Te moviste cada vez más rápido y mis gritos fueron más fuertes, escuche como decías "me encantan tu linda voz avatar, mas cuando gimes por mi"

Tomaste uno de mis pechos con tu boca, mientras te seguías moviendo dentro de mí, mis gemidos rápidamente aumentaron y mi orgasmo se anunciaba.

Tus gemidos se escuchaban tan eróticos en mi oído, la sensación era embriagante, solo bajé un poco la mirada para ver como me estabas penetrando y lo que vi me dejo sin aliento.

Tu mano estaba sumergida en mi entrada, mi clítoris estaba tan erecto y mis labios abiertos por tu interrupción, estaba toda enrojecida y alrededor de tu muñeca, estaban mis fluidos y mis orgasmos bañándote, mi orgasmo llego de golpe, no soporte la vista, fue un colapso físico y mental.

Mis manos perdieron fuerza, mis piernas dejaron de abrirse para ti, sabias que necesitaba descansar, fue cuando decidiste salir, tu mano retrocedió poco a poco, sentía como salías y con cada milímetro fuera, te llevabas un poco de mi alma, gemí, por el dolor y el placer, por tu ausencia y por el gran vacío que sabría que tendría después de esto.

Tus nudillos estaban justo en mi entrada y cuando lograron salir un poco, me derrame, me empecé a vaciar, por instinto quisiste volver a entrar para que no se derramara nada más, pero era inevitable que pasaría.

cuando por fin saliste, me dejaste sobre la cama, abriste mis piernas y comenzaste a lamer, lamiste los ríos de orgasmos, los charcos que habitaban en mi vagina y limpiaste mis labios.

En este punto no puse ninguna resistencia, era tuya y me devorabas como quisieras.

El vacío dentro de mí se percibía tan grande, me recordó al vacío que dejaste en mi vida cuando te marchaste.

Sabía que pasaría después de un tiempo y me acostumbraría a tu ausencia como antes, en aquellos días grises.

 Cuando terminaste de lamer todos mis orgasmos, me miraste insatisfecha, te levantaste y me miraste por unos minutos.

-mira todo el desastre que hiciste, ahora límpialo, todo tiene que quedar impecable.

-si ama...

Te acostaste en la cama, la vista era tan tentadora que no me pude contener, estabas sobre mis sabanas azul ultramar, mirándome fijamente, con las piernas cruzadas y tu cabello alrededor de tus hombros, cubriendo parte de tus firmes senos, tenias una sonrisa en la cara y el verde de tus ojos era tan profundo.

Entre tus piernas pude ver que estabas derramada, había hilos de los orgasmos que habías tenido.

Empecé en tu boca, te besé con diligencia, quería limpiar todo el placer que te había causado, pase a tu cuello y lamí cada centímetro de este, percibir el recorrido de tu sangre por tu vena yugular, tome tus senos con mis manos y los hice míos.

-Así, sigue así, limpia todo tu desastre...

Es lo que me decías, mientras estaba entretenida con tus senos, tomé tu pezón en mis labios y lo lamí tanto como pude, tus gemidos se escuchaban de fondo y decidí arriesgarme más abajo.

LujuriaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora