catorce.

76 7 0
                                    

Todas las copas que me dan me las bebo, tienen sabor a soledad. No puedo pasar la noche sola otra vez, necesito que alguien adormezca el dolor. Lo nuestro se ha acabado y tengo que permanecer ebria todo el tiempo para mantenerte fuera de mi mente.

Paso mis días encerrada en esta confusión. Intentando olvidarte, cariño. Pero me hundo de nuevo. Necesito estar ebria toda mi vida para olvidar que te echo de menos.

Ligo con los chavales de por aquí. Es así como paso estos días; relajo el ceño y me hacen sentir viva. Lo hago rápido y sucio, sé que soy demasiado fácil. Está confirmado. Pero lo nuestro se acabó y necesito olvidarte.

Quiero quedarme en mi fantasía, donde la diversión no tiene fin.

»

Días después, las chicas y yo nos pasamos la tarde del sábado charlando en un bar mientras picoteamos unas tapas. Recordamos anécdotas de cuando eramos unas adolescentes: las fiestas de su pueblo, la primera vez y de momento la única que fuimos las tres juntas al concierto de Romeo Santos, la de veces que hemos ido a Valencia en las fallas y de los 24 de Junio que también pasábamos allí. La noche de San Juan, la más larga del año.

Las chicas regresan a casa mientras yo paso por el súper antes de que cierre para comprar un par de botellas de vino. Necesito unas cuantas copas.

Me paro en la sección de bebidas y cojo una botella de vino tinto. Me pongo de camino a otro pasillo y busco palomitas para prepararme luego en casa algún que otro paquetito, y de camino me encuentro a una rubia de estatura media: Alexia.

- Anda... qué grata sorpresa - me dice con tono irónico.

- No puedo decir lo mismo - le sonrío forzadamente.

- ¿Cómo estás?, ¿qué tal todo?

- Hace unos minutos estaba perfectamente.

- Vaya, qué alegría. Elliot está bien, por si te interesa. Me está esperando fuera - me entrega una sonrisa maliciosa.

El corazón me empieza a latir rápidamente al escuchar su nombre y al saber que está a dos pasos de mí.

- ¿Qué intentas, Alexia? ¿Darme celos o algo parecido?

Niega.

- Vuelve a ser mío.

- Hablas de él como si fuese un trofeo. ¿De verdad le quieres?

- Más que nadie. Y no seré tan estúpida como tú como para dejarle marchar.

- Te recuerdo que ya te dejó una vez y podría hacerlo dos.

- ¿Por quién?, ¿por ti? - suelta una carcajada - No creo que vuelva a ser tan estúpido como para volver con alguien como tú.

"Alguien como ". Lo de esta chica es un cachondeo pero me cabrea porque sé que tiene razón porque en realidad no me lo merezco. Cojo aire y lo suelto para calmarme.

- Mira, Alexia: no te pases ni un pelo.

- ¿Me estás amenazando? - me hace la misma pregunta que le hice yo el día de la boda.

- Más bien te advierto. Me conoces menos de lo que te crees, así que bájate un punto.

Suelta una risa bastante exagerada.

- Eres tan graciosa, Nadine.

- Alexia, no tengo tu tiempo y menos para tonterías como éstas.

Cojo mi botella de vino y salgo del pasillo mientras la escucho gritar:

- Corre, que seguro que uno de esos tantos amigos que tienes te está esperando.

Si te enamoras, pierdes.© [EDITANDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora