Capítulo 7.

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Al rey Bang le había parecido una idea fantástica que tanto su hijo como el príncipe Felix se reunieran con él y algunos aliados para conversar acerca de futuros planes, asegurando que tal vez el pecoso necesitaba despejar su mente tras la pérdida de su padre. Christopher respondió por ambos y se apresuró en volver a su habitación para buscar a su esposo.

Una junta con un montón de desconocidos era lo que menos necesitaba el rubio para olvidarse unos momentos de la tragedia que su familia había experimentado. Escapar del palacio por un rato se escuchaba más... emocionante.

—Despierte, príncipe Felix —casi le susurró al oído.

—¿Hm? —Se movió un poco bajo el cobertor—. No puede ser... ¿Es tarde?

—Decidí dejar que descansara un poco más esta mañana, pero ahora necesito que salga de la cama y que venga conmigo.

El menor finalmente abrió los ojos y se quitó el cobertor de encima, abandonando poco después la comodidad de aquella cama y estirando un poco sus brazos. Se lavó la cara con toda intención de estar más despierto y regresó a donde su esposo lo estaba esperando.

—Buenos días —le sonrió tímidamente.

—Buenos días, príncipe Felix —se acercó a él y con cuidado le acomodó un poco el cabello—. No baje a desayunar —ordenó al apartarse—. Después de cambiar su ropa, sólo vaya a buscarme, lo estaré esperando en los establos. ¿Entendido?

—Entendido.

—Asegúrese de que nadie lo vea bajar.

—¿Eh? ¿Cómo voy a hacer eso?

El mayor se encogió de hombros y le dedicó una débil sonrisa antes de salir de la habitación.

Entre veinte y veintitrés minutos después, el pecoso llegó a los establos en la parte posterior del palacio y buscó al príncipe Christopher. Cuando por fin hicieron contacto visual, a pesar de que estaba un poco oscuro a su alrededor, el mayor sólo le indicó con una seña que debía guardar silencio.

—Lo logró —habló en voz baja—. Nadie lo siguió hasta este lugar, ¿cierto?

—Así es. Fue un poco complicado, pero lo logré —respondió con el mismo tono de voz.

—Bien. Vamos a escapar del palacio.

—¿Qué ha dicho?

—Mi padre quiere que tengamos una ridícula reunión con varios aliados, pero yo creo qu-

—Deberíamos estar ahí —lo interrumpió—. Yo... —Se dio cuenta de lo que había hecho y desvió la mirada, sintiéndose apenado—. P-perdón por hablar por encima de usted, yo sólo creo que es nuestro deber estar en la reunión que organiza el rey Bang.

—Será aburrido —aseguró el castaño—. Escapar del palacio es una mejor opción.

—¿Qué va a pasar si alguien se da cuenta de que salimos sin avisar? —Se atrevió a preguntar, mostrando sin querer lo nervioso que se sentía.

—¿Esto significa que ya está considerando la idea? Me agrada.

—N-no, para nada. Yo sólo...

—Sólo bromeaba. Ahora vámonos de aquí, la libertad le parecerá increíble una vez que la pruebe y después sólo querrá más.

El pecoso creyó que subirían a un par de caballos y que probablemente serían perseguidos o cuestionados por algunos guardias, pero no fue así. Salieron caminando por detrás de los establos y el castaño se encargó de señalar el camino hacia una salida secreta entre el enorme muro que rodeaba el palacio; una salida que ni siquiera los reyes Bang conocían, según él.

Gobernar un corazón [ChanLix] [HyunMin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora