Capítulo 8

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La reina rebelde.

Habían pasado un tiempo ya desde que me desmayé, Jungkook y NamJoon habían estado sobre mí como moscas con comida, realmente era algo extraño que dos alfas se te quedaran viendo durante un ensayo como si fueses a morir pronto. En sus miradas había más desconfianza que nada; millones de veces les dije que ya estaba bien, que no era necesario que me cuidaran tanto, pero parecía que lo que les decía entraba por un oído y salía por el otro.

—Chicos, en verdad no es necesario que me vigilen todo el tiempo, no me desmayaré de nuevo —suspiré mientras quitaba el sudor de mi nuca con una toalla—. Estoy sano y salvo.

—En verdad nos preocupas mucho, no queremos que nada malo te pase y...

—"La única manera de verificar que todo esté bien es siguiéndote" Sí, lo he escuchado muchas veces ya, NamJoon, por favor, en verdad estoy bien, no tienen que estar como cuervos sobre mí. Y sé que su naturaleza de alfa les pide a gritos que me cuiden, pero en verdad tranquilos, no me pasará nada malo si no están. —suspiré una vez que estuve frente a mi habitación y volteé a verlos— Miren quiero ir al mercado por unas cosas que necesito, pero quiero ir SOLO ¿está bien? ¡solo!

—Pero Jimin...

—Nada de peros Jungkook, iré solo, además ¿qué no tienen "labores de la nobleza" que hacer? ¿Qué diría la gente si ustedes salen con un simple gitano? Ya suficiente pensaron la vez pasada con mi playera medio transparentosa.

Los dos alfas gruñeron y se vieron entre sí. Yo solo esperaba a que me dijeran que sí; aunque odiara los estereotipos, en esos momentos me funcionaban demasiado bien para quitármelos de encima unas horas.

—Está bien, pero regresa antes de las tres ¿sí?

«Padres sobreprotectores a la vista.» pensé intentando con todas mis fuerzas no rodar los ojos.

—Sí papá, adiós.

En ese momento entré a mi habitación, dirigiéndome inmediatamente hacia la ducha; un par de horas después terminé de arreglarme, contemplé el reloj, eran las doce de la mañana. Después de tomar mi mochila me dirigí a la entrada de la habitación; no estaba muy seguro de que esos dos fuesen a cumplir con su palabra, por lo que decidí mejor escaparme por la ventana.

Recordé los viejos tiempos cuando escapaba de mi habitación cuando papá me castigaba, realmente era divertido, en especial por la adrenalina que me daba el ser descubierto. También salté el muro que separaba al castillo del resto de la ciudad, había sido demasiado divertido hacerlo.

Pronto me encontré frente al restaurante de ese día, respiré profundamente y me adentré, necesitaba encontrar la respuesta al desmayo de ese día.

—Bienvenido —dijo amablemente el encargado—, oh, eres el chico que se desmayó ese día.

Probablemente ese era el chisme de toda la ciudad ahora.

—Sí —reí suavemente.

—¿Qué te trae por aquí? —preguntó animadamente el encargado— Más importante ¿estás bien? —dijo algo avergonzado— Lamento no preguntar antes —soltó una suave risa.

—¡Nada de qué preocuparse! Estoy muy bien, gracias —contesté con una alegre sonrisa—. De hecho, tengo una pregunta ¿de quién es esa tiara? —pregunté con curiosidad mientras me sentaba en la pequeña barra que tenían.

—Es de la reina Kim SoHyang —dijo soltando un suspiro mientras veía aquella pintura con dulzura—, realmente fue una mujer admirable, todos la amaban, ella logró muchas cosas. Se le conocía como la reina rebelde —soltó un par de risas— ¡pero ella hizo demasiado por los betas y omegas! Ayudó a que los alfas dejaran de reinar de manera tan injusta sobre todos nosotros.

Danza del Vientre ➳ KookminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora