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Viñeta

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Viñeta.

molestias.

Monstruo de la Oficina del Inframundo.

- Deberíamos pelear con el Jefe. Ese maldito engreído, ¿Qué se cree? No es que sea muy diferente a nosotros - se queja Charlie, jugando con sus tijeras. Escucharle murmurar quejas es algo común para todos, aunque saque de juicio a Joan. Escucharle soltar palabras agrias y deseos de matar en voz alta es algo que solo es común para Eugene. Claro, en su mente ellos son iguales, ¿No? -. Dios, enserio necesito molestar a alguien que no seas tú, tu ni siquiera reaccionas.

- Si atacas a alguien más, Joan te va a encerrar y lo sabes - contesta sin molestarse en ver a su acompañante. Charlie gruñe ante la respuesta.

- ¿Vas a actuar como un perrito faldero desde tan temprano? - lanza las tijeras hacía el techo y las atrapa -. Sé que tú, siendo tú, agradeces que no te mataron en el momento, pero vamos, es estúpido. Vamos a dejar de existir de una u otra forma, mientras tanto podríamos divertirnos.

Y silencio de nuevo. De todas las cosas que enojan a Charlie, el silencio es una de las que más le quitan la tranquilidad y Eugene no estaba ayudando con eso. ¿Tan difícil era hablar? Iban a estar juntos es esa estúpida oficina por un par de siglos más (aunque la idea no le hiciera ilusión), hablar un poquito no le hacía daño. Tal vez si era muy parecido al idiota del Jefe, qué horror.

- Cuéntame algo de tu vida mortal - siguió picando. Si picaba lo suficiente iba a explotar y darle plática, ¿No? -. Debió ser muy terrible como para que decidieras llamarme en lugar de llamar a la policía.

Cállate.

- Apuesto que no tenías amigos. Nadie que termine como tú puede tener un a red de apoyo muy grande o fuerte. Un amigo habría dicho que suicidarse no era la solución - guarda silencio un momento antes de volver a lanzar sus tijeras al aire -. Qué tonto. Si supiera lo bien que me la paso, me habría ayudado con la nota de despedida. - ¿Eso era tristeza o sarcasmo?

- Y mira. Si hubiéramos tenido amigos, no estaríamos encerrados en una estación de metro después de asesinar a alguien más - ríe -. Al menos tuvimos diversión ese día, ¿No, Eugene?

- Yo no lo maté - murmura. Charlie sigue riendo.

- No me detuviste. Además, ¿Crees que no escucho? "Matar, matar" - vuelve a reírse -. Querías matarlo tanto como yo, querías que pagara sus pecados y no te importó nada más - se pone frente a Eugene, qué observa directamente al suelo. - No creo que te haya importado salvar a los niños en ese momento, creo que nisiquiera te enteraste qué pasó después de matarlo. Si tenías familia, amigos, alguien que se preocupara por tí, decidiste dejarlos.

𝐔𝐍𝐃𝐄𝐑𝐖𝐎𝐑𝐋𝐃 𝐎𝐅𝐅𝐈𝐂𝐄 𝐙𝐎𝐍𝐄Donde viven las historias. Descúbrelo ahora