14. El sexto sentido

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Cameron

No tengo idea de que esta pasando, no puedo concentrarme, mi cabeza da mil vueltas por segundo, me estoy volviendo loco.

—¡CAMERON! ¡Concentrate de una maldita vez!— grita el entrenador a mis espaldas.

Por increíble que parezca no he podido reventar una, todas las bolas han pasado de mi. Connor me mira con cara extraña, al parecer un día de mala racha es tan extraño para todos los que me conocen.

Adam se posiciona en la marcación para tirar, tomo el bate, acomodándome y sin quitar la vista, lanza la bola con la velocidad perfecta, hago mi jugada pero no alcancé a batearla. Suspire pesado y aventé el bate a la mitad la cancha y grite frustrado.

—¡Dime que mierda te está pasando Cameron!, ya tienes una beca asegurada por esto y lo estás hachando a perder—llega el entrenador realmente enojado.

—Solo ha sido mal día—digo cortante.

—Pues espero que estos "malos días"—ironizó—como los llamas, no se vuelvan a repetir, porque ten por seguro que le hablo a tu padre para ver qué le parece.

—No tengo quince años, a demás no hay nada que mi padre puede hacer aquí, le repito que solo fue mala racha—conteste enojado sin levantar la voz.

—Eso espero, porque si no, dejas de ser capitán, un jugador de tu categoría no se permite esto—finalizó y dio la vuelta.

Si hay algo que me pone de malas es que me regañen y no solo estoy de malas, lo quiero golpear pero en estas situaciones no es la mejor idea y lo entiendo. Me tiré al pasto, literalmente cansado de esta mierda.

—¿Qué te pasa?—alguien se tumbo a mi lado.

—No se, no tengo idea, dame un cigarrillo—pedí.

Connor sacó rápidamente uno y lo encendió pasándomelo.

—Cameron, no pudiste batear ni una sola, en que estabas pensado, sabes que si tu padre te ve así como hoy se va a la mierda todo.

—No me interesa el, parece que todos los que me rodean se preocupan por lo que él piense.

—Lo que preocupa es que a ti no te importe, tú sabes de lo que puede ser capaz—saco otro cigarro para el.

—Lo repito, no me importa—le di una calada al cigarro—el béisbol ha sido su sueño no el mío.

—¿De qué hablas?, eres el mejor, si no fuera tu sueño no lo harías así de bien, hoy solo fue un desliz.

—No tengo palabras para eso.

—Mentiría si te dijera que no te creo. Ahora, ¿me vas a contar que o quien te tiene tan distraído?—se burlo.

—No hay nadie, solo no he tenido sexo en una semana.

—Yo tuve ayer—calo a su cigarrillo.

—No te creo, ¿con quién?—voltee a verlo con cara de burla.

—Con Grace—dijo y la sonrisa se me esfumo de un momento a otro.

Cuando solo somos nosotras Donde viven las historias. Descúbrelo ahora