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Mayo, 2016.

"Parece que no sabes hacer nada bien"

"Habla bien, hablas como si estuvieras tonto"

"Eras más bonito cuando estabas pequeño, ahorita eres... no tengo palabras para describirte"

"Me darías mucha vergüenza si llegas a sacar una mala nota"

"Ya no cantes, acepta que no eres bueno haciéndolo"

"¡Pon los pies sobre la tierra y deja de pensar en tonterías!"



Eran las frases que ya se había acostumbrado a escuchar desde hace años.

Y ni siquiera el mismo se dio cuenta  en qué momento su autoestima comenzó a disminuir con cada palabra que la mujer le repetía a diario.

Si antes se sentía capaz de realizar cualquier cosa con su inteligencia, ahora ya lo pensaba hasta tres veces si realmente podría lograrlo. Si antes se sentía bien con su aspecto, ahora ya no podía ni voltear a ver su reflejo. Si antes le gustaba platicar con la gente, ahora no quería ni abrir la boca.

Y todo gracias a ella.

Sus inseguridades nacieron gracias a ella, pero BeomGyu seguía sin querer aceptarlo porque tenía la esperanza de que sólo fueran ideas suyas.

¿Pero cómo negarlo si las pruebas estaban frente a sus ojos?

—Ugh, deja de comer tanto, por eso estás tan subido de peso —llegó repentinamente la mujer a la cocina, donde se encontraba BeomGyu en la barra comiendo tranquilamente.

El menor tosió un poco, mirando su plato con el ceño fruncido. Para él, no se había servido tanta cantidad.

—Pero mamá...

—Si no quieres que en la escuela se burlen de ti por tu físico, entonces empieza a cuidarte más, ¿entendido?

—Si, mamá.

La mujer tomó el encendedor de la barra y sólo se fue nuevamente a encerrarse en su cuarto de costura.

BeomGyu regresó la mirada a su plato, y lo alejó lo más posible de su campo de visión, para después mirar hacia la ventana de la cocina, perdiendo su vista en algún punto del paisaje.

Las lágrimas no tardaron en deslizarse por sus mejillas silenciosamente.

Aquella esperanza que mantenía, estaba desmoronándose poco a poco.

Y fue en ese momento de soledad, donde finalmente empezaba a aceptar qué tipo de persona era la mujer con la que convivió toda su vida. Y no podía estar más decepcionado de ella.

¿Sabrás cuando parar, mamá?










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Siento que cuando les diga al final de donde salió la inspiración para esta historia, se me van a sacar de onda, aunque algunos ya deben sospechar JABSKSB.

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