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Agosto, 2016.

—Mamá, regreso en un rato —alzó un poco la voz.

—¡También saldré a comprar unas cosas, no tardes mucho! —gritó su madre desde la cocina.

—¡Está bien! —gritó antes de finalmente cerrar la puerta y echarse a correr hacia la floristería más cercana que conocía.

Quería darle un último regalo, no importaba cuando debía gastar, a final de cuentas, sería lo único que le quedaría de él.

Una vez llegó al local, la dueña del lugar lo saludó alegremente, diciéndole que si necesitaba ayuda en algo podría preguntarle.

BeomGyu asintió y le agradeció con su mejor sonrisa. Miró a su alrededor; habían de todo tipo de flores, de todos los colores, de todos los aromas.

Había investigado antes para asegurarse de comprar la correcta, pero mientras más lo pensaba, menos le convencía. Quería que su madre tuviera algo que permaneciera por mucho, mucho tiempo, el tiempo en el que él ya no estaría.

—¿Estás buscando algo más duradero? —la voz de la señora mayor lo hizo voltear algo sorprendido.

—¡Es exactamente lo que busco! ¿Qué me recomendaría usted? —preguntó sonriente, haciendo que la señora también sonriera enternecida.

—Tengo lo ideal para ti.

Se alejó durante un momento para buscar algo en el "almacén" de la tienda, y cuando regresó, traía un pequeño ramo de flores artificiales, de distintos tipos y colores.

BeomGyu inmediatamente aplaudió emocionado.

La señora las colocó encima de la vitrina para que pudiera apreciarlas por el tiempo que deseara. Aunque claro, el pelinegro no tardó más que unos segundos para elegir una de ellas; sabía que esa era la indicada.

La tomó entre sus manos y la apreció durante un momento. Incluso su textura era bastante realista, ¡simplemente era perfecta!

Una rosa azul, muy complicadas de encontrar de forma natural, pero que guardan un sinfín de hermosos significados.

—Veo que la persona es muy especial para ti.

—Es para... mi mamá —una diminuta sonrisa se asomó por sus labios.

—Estoy segura que le va a encantar —asintió—. Se ve que eres un buen chico, espero poder verte pronto por acá —sonrió nuevamente.

Pronto... claro.

—Usted también es muy agradable, muchas gracias por ayudarme a encontrar lo que buscaba, ¡nos vemos, tenga buen día! —se despidió en cuanto terminó de pagar la pequeña flor.

—¡Igual tú, jovencito!

BeomGyu corrió de regreso a casa, más que contento por haber conseguido el regalo perfecto.

El último regalo.



El último regalo

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❛ Mom ❜Donde viven las historias. Descúbrelo ahora