Efímero. [Draco Malfoy] ✓

𝐅𝐨𝐮𝐫.

—¿Porqué siempre te vas a esta misma hora?— preguntó con curiosidad.

—Sabes muy bien cual es mi misión Astoria, esa es la razón por la que desaparezco tan seguido— aclaró dejando a un lado el libro que estaba leyendo.

—Lo comprendo, lo que no entiendo es que me dijiste que el armario estaba casi terminado, podrías aprovechar esas horas libres para dormir un poco— músito mirando el rostro del rubio quien desvío la mirada— ¿Qué ocultas Draco?

El platinado bajó la mirada teniendo sus ojos fijos en el libro que estaba a un lado de él, aún seguía buscando una manera de sacar a Fiorella de aquel cuadro. Las últimas noches había pasado más tiempo junto a ella, le agradaba su compañía, le gustaba la manera en la que ella lo escuchaba y le daba consejos, sentía que en verdad se preocupaba, y verdaderamente el querer que sea libre de ese cuadro se había vuelto un poco personal con el tiempo. Ya no sentía que lo hacía solo por ella, sentía que lo hacía por los dos, y no entendía el porque.

Draco miró un momento los ojos verdes de Astoria, ella se preocupaba por él y eso hacía que sintiera un sentimiento de calidez, le agradaba pasar tiempo con ella, pero habían veces en las que la castaña se preocupaba más de lo debido por él, trataba de siempre hacerlo sentir mejor y a cada momento le decía que mientras ella esté nunca estaría sólo.

—Te veré más tarde Tori— se despidió sin decir nada más se marchó de la sala común.

Astoria suspiró y se dejó caer en el sofá, estiró sus piernas y su mirada se perdió en el camino por dónde se fué el platinado, dudaba en seguirlo, pero sino lo hacía no podría ayudarlo. Al final decidió no hacerlo, pues Draco a cada momento le decía que no se pusiera en peligro, y eso incluía acercarse a él.

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No sabía en qué momento se encontraba en esta situación. Hace tan solo unos minutos estaba feliz porque vería de nuevo a Fiorella, pero había pasado por el Gran comedor y se encontró con la sorpresa de que Kate Bell ya no estaba en la enfermería y hablaba totalmente confundida con Harry Potter quien le hacía preguntas sobre lo poco que recordaba.

Aquello puso demasiado nervioso a Draco, sus manos empezaron a temblar al recordar el paquete que contenía un objeto maldecido, que iba dirigido a Dumbledore. Todos y cada uno de sus intentos para asesinar al director de Hogwarts fallaron miserablemente, no había hablado de eso con Fiorella pues no quería que ella pensará en la asquerosa persona en la que se iba a convertir.

En el momento en el que Kate Bell y el niño que vivió fijaron su mirada en el platinado, eso fue una señal para que Draco retrocediera y caminará con rapidez lejos de su vista. Sintió cómo todo su cuerpo comenzó a temblar, cómo de repente le faltaba el aire y luchaba por respirar de manera adecuada. Aflojó el nudo de su corbata mientras sus manos arrugaban su ropa conteniendo las ganas de llorar y la falta de aire que empezaba a sentir.

Estaba teniendo un ataque de pánico.

No fue consciente en que momento entró al baño con rapidez, había querido ir con Fiorella, pero su ataque se hizo mucho más intenso y su única opción fue el baño. Se recargó y miró su reflejo en los espejos, trató de controlar su respiración, trató de contar hasta diez pero no podía concentrarse, nada estaba funcionando. Con desesperacion se quitó el suéter y el nudo de su corbata, se mojó el rostro tratando de tener una visión más clara, pero al mismo tiempo que soltó un sollozo, escuchó la voz de su enemigo:

—Sé lo que le hiciste Malfoy, fue una maldición— habló Harry Potter haciendo que el rubio se girará para mirarlo.

La única reacción que Draco tuvo fue lanzarle un hechizo a Potter que él rápidamente esquivó al mismo tiempo que se defendía con otro hechizo. Eso había causado un duelo de hechizos, podrías ver las luces de diferentes colores impactando en lugares diferentes mientras los contrincantes trataban de ganar o por lo menos hacer que su enemigo se rindiera. Myrtle la llorona grita horrorizada que detuvieran todo ese desatre, pero ninguno le prestó atención.