the ghost of you

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Son pasadas las cinco de la tarde y aunque la puesta de sol no será hasta en un par de horas, el cielo ya comienza a enrojecer y a teñir todo de tonos cálidos junto con él. El salón está extrañamente caluroso para esa época del año, incluso por mucho que las ventanas estén abiertas de par en par y el estar moviéndose de un lado a otro no hace más que empeorarlo. Agradece que sus colegas hayan decidido salir más temprano, aunque la gratitud viene sólo porque de estar ahí la habitación sería un horno, porque por cínico que pueda ser, no agradece para nada que nadie -absolutamente nadie- haya negado a su oferta de dejar la escuela más temprano para él hacerse cargo de todo el desastre que es el fin de mes. Se siente estúpido y se promete no volver a intentar ser amable con sus compañeros porque ya comprobó que no obtiene nada bueno de aquello, ni siquiera haría excepciones con tal de apaciguar su reputación de egoísta o pretencioso.

Levanta sus gafas para restregar sus ojos, arden de tanto estar frente la pantalla del ordenador corrigiendo y acomodando archivos, pero se da por realizado después de las horas atascado en ello. Se lanza hacia atrás en la silla y rezonga del estrés, se da el lujo de quedarse así unos segundos con la esperanza de calmar el dolor de su cuello y el escozor de sus ojos. Acomoda los lentes de vuelta en el puente de su nariz antes de ponerse de pie para poder irse tan pronto como pueda a casa, tan solo quedan unos archivos que organizar para poder tomar sus cosas y a Megumi e irse cascando.

Al vaso que acumula el estrés de Gojo, se suma la gota del hecho de que el chico le está esperando en la escuela, por lo que decide apresurarse. Sale del despacho personal que da directamente con la oficina del resto de profesores para tomar los archivadores y documentos sobre el mesón y comienza a acomodarlos cuan rápido puede sin cometer algún error.

Se la pasa así unos minutos, bastantes minutos, pero finalmente acaba y siente que podría gritar de la emoción. Con una enorme sonrisa iluminando su rostro corre a su despacho a tomar su chaqueta y bolsa, tararea una canción al azar que se le ocurre y baila mientras cierra las baldas de archivos bajo llave. Se balancea con emoción hasta la puerta y es ahí donde su ilusión se rompe en cientos de pedazos.

Está exactamente junto a la puerta de salida. El pizarrón blanco en el que los maestros escriben horarios y notas importantes está casi vacío, casi.

"Cita personal al tutor de las gemelas Hasaba a las 6.15 p.m.

-Profesor Matsuda"

Fue el primero en irse.

Gojo lo detesta. Ni siquiera sabe si recuerda la materia que dicta o si han hablado demasiadas veces, tampoco le importa, en ese instante le está jurando odio eterno y maldiciéndole con todas las palabras que se le pueden ocurrir.

Revisa cubículo por cubículo hasta hallar el escritorio del imbécil que le arruinó la vida y no le sorprende ver dos carpetas con un par de hojas encima. El maestro Matsuda sabía que tenía trámites que hacer y aún así se había retirado del trabajo. Se pregunta si esperaba que él se hiciera cargo de ello o simplemente dejaría plantado al padre de las niñas.

Qué más da, piensa. Se lanza a la silla frente al escritorio y se da la molestia de leer los expedientes de las chicas y las numerosas amonestaciones bajo sus nombres. Ni siquiera son cosas graves, si fuera por él tan sólo las dejaría pasar, pero supone que el maestro es viejo y tampoco va a negar que son tantas que incluso superan las que él tuvo cuando tenía su edad.

Ve que la hora de la cita está más que cerca y en un suspiro que pudo terminar en un grito, toma los documentos y se dirige a su propia oficina. Y apenas está dejando los papeles sobre el escritorio escucha la puerta ser tocada.

Que puntual.

-¡Adelante!

Aprieta los ojos antes de poner la mejor cara que puede y se da la vuelta para recibir a la madre o padre o lo que sea de las chicas. Pero su sonrisa falsa decae al instante y su expresión se convierte en el más puro de los desconciertos.

blameworthy ¦ satosuguDonde viven las historias. Descúbrelo ahora