Parte 6. Caída y vergüenza

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Mariel

Su reloj marcaba las 5:50, tenía mas de medio día que se quedó sin batería y todo por olvidar cargarlo la noche anterior, se golpeaba mentalmente cada que pensaba eso y cada que se perdía su pensamiento en Daniel, el hombre cada vez se portaba mas extraño con ella y lo peor todavía no llegaba, esta muy nerviosa por pasar la noche en la casa de su, en ese momento jefe, no solo por las veces que alzo de masla voz, si no por que de verdad la ponía nerviosa, parecía adolescente hormonal, cada que lo recordaba se avergonzaba y pensba como sería estar mas cerca de él

-No no Mariel concéntrate

-Hay aja, si bien que te encanta perder el tiempo pensando en "tu jefe" – se burlaba su voz interna

-Mira cállate sí, no vine a ligar, vine a trabajar, además, seguramente tiene familia, si no mal cálculo debe tener por lo menos unos ¿que? ¿7 años mas que yo?

-¿Y? ¿Cuál es el problema?, sabes bien que la edad no te importa, Julio te lleva 3 y David 6, un año mas no es nada, se ve es como los buenos vinos el hombre –decía su contraria mientras veía claramente una carita de satisfacción. 

Ya casi era de salir, quiso ir al baño antes y caminando hacia la salida...

-¡Me lleva la chingada!, aaaa rayos, bien Mariel bien –Por andar babeando mentalmente, no se fijó y tropezó con la alfombra, salió disparada al frente dándose un buen golpe en las rodillas y brazos, por suerte puso a tiempo su mano en el escritorio que tenía en frente amortiguando el choque de su cabeza, si no ha hecho eso, podría haberse abierto.

Se quedó un momento sentada quejándose en el suelo del pasillo donde había parado, esperaba pasara un poco el dolor para poderse parar, ya comenzaba a moverse un poco cuando de la nada un par de brazos la tomaron se sus piernas y espalda y la levantaron, -Pero que... -levanto la cabeza y se topó con unos lindos ojos miel que la veían preocupado, de inmediato se tapó la boca antes de que soltara una blasfemia más por la impresión y su sorpresa se reflejó en un rubor muy grande en sus mejillas, Daniel la sostenía y la había llevado hasta el escritorio cercano

-Mariel ¿Qué paso? ¿Qué te duele? –decía un muy preocupado Daniel a la vez que se agachaba y revisaba las piernas de la chica, su pantalón a parte de sucio, se había abierto un poco en la rodilla por el tallón al caer y su blusa de licra estaba manchada de polvo en ambos brazos

-N nada, no me fije y tropecé con la alfombra no es nada

-Como no va a ser nada, Omar tráeme el botiquín esta en el piso de abajo- dijo al azabache que venía entrando

-Claro no tardo

-¿A parte de las rodillas no te duele nada mas?

-No estoy bien de verdad, no pasa nada – mentía mientras por dentro estaba que lloraba del dolor y la vergüenza de la situación. Mariel era bastante distraída y no era la primera vez que tropezaba con algo, pero nunca había salido volando cual Superman en alguno de sus tropiezos

-Omar llego con el botiquín, se lo dió a su amigo y comenzó a limpiar la herida, bajo la cara sonrojada de Mariel, que de vez en cuando se quejaba.

-Mariel de verdad puedes decirnos si algo mas te duele – Comentaba Omar al tiempo en que Daniel terminaba de poner antiséptico en la herida y cerraba el botiquín

-Solo son las rodillas nada mas, dijo esto intentando parase, al recargar el pie derecho, sintió un fuerte dolor que hizo cojear a la chica

Daniel la tomo por la cintura y la acomodo de nuevo en el escritorio -No estas bien Mariel, será mejor que te llevemos al doctor

Una mate diferenteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora