Destrozos (1)

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Ya sabéis todo lo anterior ^^ Así que... ¡Leer y disfrutar del segundo capítulo!

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2.

Destrozos (1)

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. . . Unas Horas Antes . . .

El eco de la explosión zumbó en sus oídos durante todo el tiempo que Ranma permaneció aturdido, pero solo fue consciente de ello al empezar a volver en sí.

A lo largo de su vida habían sido muchas las ocasiones en que un golpe, un ataque por sorpresa o una mala caída le habían dejado en ese confuso estado de semi consciencia. Lo conocía bien. Los primeros instantes después de que tus ojos vuelvan a enfocar y tu mente se llene de pensamientos, ocurren como a cámara lenta para ti.

Ranma parpadeó y sobre sí mismo alcanzó a ver ligeras volutas de humo, fruto de la explosión, deshaciéndose de forma perezosa mientras ascendían hacia el agujero del techo. Oía sonidos incoherentes, distorsionados y temibles a su alrededor; gruñó con rabia cuando el dolor volvió a activarse en su cuerpo y le costó reconocer su propia voz débil y chillona.

Intentó moverse, pero su cuerpo se sentía demasiado pesado, incluso siendo en su forma femenina. Resopló cerrando los ojos y deseó caer inconsciente de nuevo. Recordó lo último que había visto antes de que la bomba estallara ante sus narices y lo lanzara volando contra el suelo; el maestro Happosai se había bebido el nannichuan, hasta la última gota.

Ya no había esperanza.

Pero entonces su mente le señaló algo más importante.

¡Akane! Recordó súbitamente. ¡La explosión!

Ranma apretó los dientes e hizo un nuevo intento por moverse. Sintió un agudo dolor en su espalda que le sobrevino con tanta rapidez que gimió en contra de su voluntad. Logró girar la cabeza y sus ojos, que empezaban a aclararse, distinguieron figuras que se movían.

Sus oídos también empezaron a acostumbrarse al ruido atrapado entre las destrozadas paredes del dojo. Sí, Ranma oía voces, movimientos y pasos por todas partes. Intentó girar su cuerpo en alguna dirección y sintió la presencia de alguien que llegaba a su lado corriendo.

Un borrón negro, de voz aguda que le puso los pelos de punta.

—¡Ranma-sama! ¡Ranma-sama! ¿Dónde estás? —Kodachi arrastraba su horrendo vestido negro por los restos del suelo, mirando en todas direcciones con la ansiedad de un sabueso. El rímel se le había corrido formando dos surcos negros bajo sus ojos, el rojo de sus labios le emborronaba parte de las mejillas y se mordía el labio inferior con excesiva fuerza—. ¡¡Ranma-sama!!

Ranma fue capaz de registrar todos esos detalles cuando Kodachi se inclinó a su lado para mirarle. El chico se temió lo peor, sin fuerzas para defenderse solo pudo sostener esa mirada nublada de locura; por suerte Kodachi no sabía que Ranma chica y Ranma chico eran la misma persona. Cuando reconoció a la resuelta pelirroja, hizo una mueca de disgusto, cogió de nuevo su vestido y se alejó gritando.

Ranma suspiró aliviado. Pero entonces, un poco más allá divisó otra figura, esta vez envuelta de blanco, que se movía sin problemas mirando a su alrededor también como si buscara a alguien.

—Akane... —gimió Ranma. ¡Parecía estar bien! El alivio le aflojó la tensión que agarrotaba su pecho y pudo removerse en el suelo con más facilidad. Intentó girarse para estar bocabajo; no sabía si podría andar, así que optaría por arrastrarse. Sin embargo chilló fuertemente por el dolor que le azotó al caer sobre su pecho dolorido. Apretó la mandíbula sin apartar sus ojos de la joven—. A-Akane... —Trató de llamarla, pero su voz también se vio afectada. Apoyó los antebrazos en el suelo y quiso incorporarse, pero quedó sin aliento—. Akane...

Después de Todo... Solo NosotrosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora