Después de Todo... Solo Nosotros

Os Destruiré

Todo esto ya lo sabéis... Es hora de leer el penúltimo capítulo de esta historia. No sé si os acordáis de que Ranma aún tiene un par de cabos sueltos en ese plan de Vida Nueva que persigue...

¡Preparaos!

Se viene una nueva batalla.

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6.

Os Destruiré

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En menos de cinco minutos el espléndido y magnífico vestido de novia de Akane fue reducido a un montón de trapos inservibles. Ranma contempló los pedazos esparcidos por el suelo y no sintió ni un poquito de arrepentimiento.

Era lo que Akane quería se dijo, al tiempo que se frotaba la nariz con la palma de su mano. Ni siquiera lo había escogido ella.

Aunque nunca olvidaría lo guapa que estaba con él puesto.

Descartó la idea de tirar el vestido a un contenedor de basura en cuanto vio el interés que Nabiki parecía tener por hacerse con él. Nada la impedía ir en su busca después, arreglarlo y ponerlo a la venta. Y aunque era bastante probable que, como ella había dicho, Ukyo y Shampoo lo compraran solo para destruirlo... ¿y si antes se les ocurría la malvada idea de mostrárselo a Akane para hacerla daño? ¡Incluso Kodachi! Oh sí, podía imaginarse a esa loca llegando al dojo un día cualquiera ataviada con el vestido para perseguirle y torturando a Akane con el recuerdo de ese día.

Y no se olvidaba del pervertido de Kuno.

No, no. Debía destruirlo de modo que no pudieran coserlo de nuevo.

Bien, creo que he hecho un buen trabajo se dijo.

Cogió el montón de pedazos en sus brazos y salió fuera. Ni siquiera iba a arriesgarse a tirarlos todos en el mismo contenedor; la temperatura esa noche no podía ser más agradable así que, ¿por qué no dar un paseo por el barrio?

Mientras recorría las silenciosas calles de una Nerima que ya dormitaba, fue depositando los pedazos del vestido en las distintas papeleras y cubos de basura que se fue encontrando a su paso. Se convenció de que con eso sería suficiente y evitó alejarse demasiado pues aunque descansar un rato junto a Akane le había devuelto algo de su energía, seguía agotado.

No veía el momento en que pudiera irse a dormir. Aunque quizás, antes de hacerlo, podría pasarse por el cuarto de Akane una última vez... ¡Solo para asegurarse de que seguía durmiendo sin problemas!

¿Y por qué no iba a estar durmiendo? Sacudió la cabeza, burlándose de sí mismo.

Le apetecía verla, aunque solo fuera unos instantes. Ahora podía admitirlo ante sí mismo, ¿verdad? Respiró hondo y sus pulmones se llenaron del aire limpio de la noche. Cuando fue a enganchar los pulgares en sus bolsillos recordó de pronto que iba en pijama.

Por suerte, no había nadie a esas horas por la calle y no le importó el descuido. Quería creer que, ahora sí, había conseguido vencer al día y por fin, las emociones negativas se estaban retirando dejando solo paz en su interior.

Ranma sonrió. Sí, eso era todo lo que quería a partir ahora: paz para estar con Akane. En realidad, todo lo que había hecho durante ese día en pos de esa justicia con la que se había obsesionado, había sido para obtener esa paz en su vida.

Y por un instante se dijo que sí, la tendría. Estaba seguro.

Al menos lo estuvo hasta que se topó con dos sombras que se alargaban por efecto de la luz de las farolas que iluminaban la calle.