Chapter II《Heaven》
Kyoto, una ciudad común ante los ojos humanos, aunque la verdad es otra, después de todo Kyoto es la ciudad donde la mayoría de los yokai están establecidos, claro que también está el echo de que Kyoto es un territorio bajo la protección de el panteón sintoista.
Dentro de lo que parecía ser una habitación, caminaba una pequeña niña que su llegaba a los 10 o 12 años era mucho, su cabello era rubio con puntas rojas y en su espalda se ondeaban seis colas doradas de zorro, ella era Kunou hija de la líder de Kyoto.
La habitación era simple, pero lujosa, una cama bastante grande, dos o tres personas cabían fácilmente dentro de ella, cortinas doradas y algún que otro recuadro. Ese era el cuatro de su madre, el cuarto a donde ella jamás había entrado, hoy lo había echo de casualidad debido a que buscaba a su madre, se hubiera ido rápidamente si no hubiera sido por unos pequeños cuadros situado en una pequeña mesa al lado de la cama.
A paso lento la rubia Kitsune se acercó a donde estaban ambos cuadros, tomó el primero para ver a un extraño hombre que jamás había visto, tenía cabello rojo y elevado hacia el aire, sus ojos estaban ocultos en unas vendas negras, y una pequeña sonrisa adornaba su rostro.
-'¿Quien es?, ¿Por qué mi madre tiene una foto de él?'- aquel hombre desconocido para ella le llamaba bastante la atención, su tono de piel era similar al de ella y algún que otro rasgo facial también, aunque por la venda pocos rasgos pueden identificarse.
Por suerte pasó la vaga idea de que ese hombre podría ser su padre, pero todavía no sabía la razón del por qué el las abandonó, mucho tiempo se cuestionó que el no las quería o que solo fue un error pero su madre siempre lo negaba.
Dejo dicho cuadro en la mesa y levanto el otro, no pudo evitar abrir levemente sus ojos y que sus mejillas se tinte de rosado al ver los únicos y hermosos ojos del hombre. En la segunda foto se encontraba el mismo hombre solo que sin tener las vendas sobre los ojos, aquel hombre de cabello rojo tenía sus manos sobre el vientre de su madre, pero no podía dejar de ver aquellos azules ojos.
-¿Que me gustaba más de tu padre?... sus ojos, sus ojos eran los más hermosos de toda la tierra-
Tenía que estar de acuerdo con su madre acerca de la belleza de los ojos del hombre, cuando su madre le dijo sobre los ojos de su padre ella simplemente imaginaba un verde esmeralda o un color de oro, no unos ojos del mismo color al cielo sin nubes de una mañana.
Involuntariamente pasó su dedo por el rostro de su padre y en su mente varias imágenes de cómo habría sido su vida y la de su madre junto a su padre. -¿Kunou?- inmediatamente se giró para ver a su madre un tanto sorprendida al ver lo que tenía en sus manos.
Yasaka, una hermosa mujer con un envidiable cuerpo, aparte de ser una de las últimas Kitsune de su especie, ella al ver los ojos de su hija supo que debería hablarle de su padre, ya era grande por lo que entenderá la razón por la que se fue -¿Por donde empiezo?
.............
......Cielo azul, hermosas decoraciones hechas de nube, los rayos solares más intensos y menos dañinos de toda la existencia, el piro aire que recorre los pasillos del Heaven, hogar de los ángeles y el Dios Bíblico.