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Les quiero recordar que yo sólo subo está historia con el permiso de la escritora

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Roger esperaba que sus cachorros y su pareja no le guardaran rencor por dejarlos solos sabia que Dragon los protegeria con uñas y dientes si hacía falta, pero su trabajo también era arriesgado y no dudaba de que más pronto que tarde los cedería a su padre para que los cuidara, no queriendo arriesgarlos en un trabajo tan peligroso como era ir en contra del gobierno.

Sonrió divertido, Si sus hijos salian como lo eran él y su pareja no dudaba de que irian contra el gobierno por cualquier cosa que se les pase por la cabeza, después de todo serian D, y los D. son los enemigos de los dioses.

No se sorprendió de la visita de Garp cuando estaba en Impel Down, lo que le sorprendió es que le dijera que convertiría a sus nietos en marines y si hacía falta se aseguraría de que su sangre nunca despertara.

- Despertar? -repitió con diversión.

--El que su sangre despierte no dependerá de nadie, pero ten seguro que cuando eso pase, la verdadera aventura comenzará para ellos! --se acercó a los barrotes todo lo que pudo antes de terminar con una carcajada.

Garp bufó molesto por sus palabras, pero si algo tenía en claro era que su yerno nunca mentía, su manera de predecir el futuro, por muy lejano que fuera... era algo increíblemente aterrador si lo iensas con cuidado.

Se levantó y salió del lugar sin molestarse en despedirse.

Roger tampoco hizo el amago de decir algo para despedirlo, solo viendo como su espalda, donde estaba la capa de vicealmirante, se alejaba y se perdía en la oscuridad del frio pasillo.

mientras tando en una isla aislada en el nuevo mundo

-Vaya, mellizos -sonrió contento Dragon con una sonrisa casi inperseptible en su rostro mirando desde fuera de el nido de mantas y prendas echo en el sentro de la avitacion, viendo como del huevo, ahora roto, nacian dos niños completamente diferentes uno de el otro.

Uno tenia escaso pelo negro junto a unas pequitas que supuso venían de algún antepasado de su pareja, así como su piel ligeramente morena, al otro apenas se le notaba el pelo de lo rubio que era, con la piel clara como la suya aparte de unos ojos tan azules como zafiros igual a los de 

Si en algo coincidían ambos era en que eran omegas , unos muy lindos al parecer del presente.

Acercó una mano con cuidado y quitó un trozo de cascarón que prevalecía en la cabeza del de pelo negro.

--Ace y Sabo -pronunció mirando primero al de pecas y después al rubio.

Los dos estaban tranquilos sobre el nido donde prevalecía el olor de sus dos padres, aunque igualmente Dragon los arropó con una manta a cada uno.

-Y tú? Cuándo nacerás? -miró al huevo faltante, acariciándolo con sumo cuidado.

Llevó ambas manos a los recién nacidos y acarició sus mejillas, notando sus sonrisas al reconocer el tacto de quien era su madre.

Suspiró antes de apartar sus manos y tomar el periódico que había en la mesilla cercana, el cual era de hace un año ya.

-Ojalá hubieras podido verlos, Roger -pronunció con tristeza, viendo la cara de su difunta pareja en el periódico donde se anunció su ejecución.

Volvió la vista a sus cachorros y sonrió triste tenia pensado cederlos a su padre para que los mantuviera seguros mientras crecían y encontraban
lo que querian ser en la vida, pero aún no  penas acababan de nacer, quería estar con ellos, disfrutar del tiempo con sus pequeños mientras esperaba a que el faltante también naciera.

Suspiró de nuevo, dejando de lado el papel y volviendo la vista a los pequeños, quienes se habían dormido.

Sonrió triste por que su pareja no pudiera ver a sus cachorros recién nacidos, pero sabía que lo que sonrió triste por que su pareja no pudiera ver a sus cachorros recién nacidos, pero sabia que lo que hizo no fue por él, sino por ellos, para mantenerlos a salvo.

Nadie sabia de aquella relación que
algunos considerarían enfermiza, pero eso solo los beneficiaba para que nadie los encontrara ni sospechara de sus padres.

Borró su sonrisa y se puso en pie, acercando otra vela al huevo aún intacto para mantener el calor mientras él salia.

Fuera de la habitación lo esperaba su padre con los brazos cruzados.

Aún no puedes llevártelos -dijo cuando cerró la puerta a su espalda.

-Son muy pequeños necesitan estar con su familia durante un tiempo -explicó con seriedad.

Garp suspiró hastiado por lo dicho, pero podía comprenderlo, él también era un D. después de todo.

Suspiró antes de hablar.

-Está bien -aceptó a duras penas.

-EY el segundo?

-Todavia no hay respuesta -negó a sabiendas de lo que decía.

-Aunque mellizos de un mismo huevo
creo que está bien para ser el primero -sonrió al recordar a sus bebés.

-Mellizos? -casi gritó ante la noticia, ganándose una mala mirada por parte de su hijo.

-Están durmiendo -medio gruñó con enojo, mostrando los colmillos en amenaza.
El anciano entendió y guardó silencio.

-Te llamaré cuando estén listos para que te los lleves -dio media vuelta y volvió a entrar en la habitación sin despedirse, cerrando con cuidado de no hacer ruido.

Garp suspiró pesado, apretando los puños mientras comenzaba a irse de la casa y después de la isla.

despertar: una nueva aventuraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora