Capítulo 6: Mi nueva amiga es poseída.

425 30 2
                                    


Cuatro meses pasaron. Nico y yo entrenábamos, entrenábamos y entrenábamos. Percy vino un par de veces más y ganamos Captura la Bandera veintiún veces seguidas, éramos invencibles. Ava, Cleo, y yo habíamos pintado las paredes de mi cabaña con flores de lotos de diferentes colores.

Pero además de eso, nada más paso, ningún ataque inusual de algún monstruo o algún disturbio. La vida en el campamento se volvió aburrida, incluso con todas las actividades extrañas.

Tampoco había tenido ningún sueño raro, y finalmente me di cuenta que esto era lo que era normal para un semidiós. Finalmente era normal. No podía odiarlo más.

Llego Diciembre y nada cambio, ni siquiera el clima. Aún seguía cálido y soleado, lo que pensé que era raro en Nueva York. Percy había vuelto por las vacaciones y yo me iba a ir en dos semanas para celebrar navidad con mi mamá y Henry. Solo ahí me di cuenta que no la había visto en cuatro meses.

Nico, Percy y yo habíamos acabado de volver de la fogata.

— ¿Cuál ha sido el peor monstruo al que te has enfrentado? —le pregunte a Percy.

Lo pensó por un minuto y dijo —La Sra. Dodds o el Minotauro. En ambos no tenía ni idea de lo que estaba pasando.

— ¿Quién es la Sra. Dodds? —pregunte.

—Mi antigua maestra de álgebra —respondió.

—Terrorífico —comenté con sarcasmo.

—Resulto que era una de las furias(1).

—Oh —dije, tirando mis zapatillas a mi porche. Deje que los dedos de mis pies descansaran en la fresca hierba y suspiré.

Nico vino hasta nosotros y se sentó tranquilamente en la barandilla del porche.

—Los dioses han estado muy silenciosos últimamente, y Dionisio aún está en el Olimpo. Me pregunto si algo anda mal —dijo mirando a las estrellas.

—Es seguro que no parece así —dijo Percy—, pero con los dioses nunca se sabe.

—Desearía que algo anduviera mal, así yo tendría algo en lo que pensar —dije suspirando.

—Comparto el sentimiento. Es como si todos los monstruos se hubieran ido a hibernar —dijo Percy—. Bueno, yo estoy rendido, los veo en la mañana.

Se fue caminando en dirección a su cabaña. —Dulces sueños —le grite.

Él se volteo a mí y sonrió. —Con tu bendición seguramente los tendré.

Y como cada vez que me giraba para decirle buenas noches a Nico, él ya se había ido.

Camine dentro de mi cabaña, me tomo horas para incluso cerrar mis ojos. Pero cuando al fin había logrado dormirme, soñé por primera vez desde que estaba en el campamento.

Era el mismo sueño de siempre: el de la mujer con el manto. Ella estaba en frente mío, pero esta vez era mucho, mucho más joven. Su piel ya no estaba arrugada, y mientras se paraba lentamente, lo hacía con la gracia y la elegancia de la juventud. Sus largas uñas estaban pintadas de un color azul tan oscuro que lucían negros contra la oscuridad de la noche. Su piel pálida resplandecía como esos vampiros de aquellas raras películas, y aunque no llevaba ninguna joyería, podías decir por su largo manto que ella podía comprar un reino entero. Alzo su cabeza, y aunque no podía ver sus ojos a través de su velo, podía decir que me estaba mirando directamente.

—Oh, mi niña, tan ingenua. Muy pronto te arrepentirás de tu deseo. Te daré mucho de lo que pensar. Dolor, sufrimiento, pérdida, contienda, pena.

El Ascenso de la Noche  - La Guardiana de los Sueños #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora