«Amenacé a William Bradley.
Se lo creyó.
Impuse mi voluntad.
Estoy llevando a casa un demonio.
Otro».Definitivamente, nada que ver con mi habitual "Netflix y helado" de viernes en la noche.
Si no estuviese tan sorprendida, estaría aterrada.
El comisario Bradley es una figura de gran autoridad y lo insulté nada más y nada menos que lanzándome un farol. ¿Acusarlo con el Parlamento? La idea era tan brillante como terrible... mi madre se infartaría.Aparentemente los rumores sobre su moral cuestionable alguna base debían tener, solo eso explicaba el éxito de mi intento de chantaje. De todos modos, era innegable que con mi pequeña escaramuza, conseguí en media hora lo que por medios convencionales no logré en toda la semana...
Así fue cómo terminé deambulando en penumbras por pasillos desiertos, junto a una criatura que podría desgarrar mi garganta en apenas un parpadeo.
Solo la idea me causó un escalofrío.En el absoluto silencio que nos envolvía, el pequeño resoplido en su garganta no pasó desapercibido.
Me volteé a contemplarlo sin disimulos, no es como que de todos modos pudiese entrever algo más que su silueta; a estas horas el edificio debía estar vacío, solo la luz de unas pocas oficinas se filtraba escasamente hasta nosotros.
Caminaba a mi lado totalmente ajeno a mi existencia. No había dicho una sola palabra y antes ni siquiera me había mirado.
En teoría, su indiferencia debía ser algo positivo. ¿Quién en su sano juicio desearía atraer la atención de un monstruo?
Pero en la práctica, solo me causaba ansiedad; porque yo estaba más nerviosa que asustada.Cuando llegamos al ascensor estaba lista para romper el silencio, pero ¿qué le dices al demonio al que inesperadamente has vinculado tu alma?
Tal vez debía presentarme, no habíamos sido introducidos formalmente, pese al Pacto.
Las puertas se abrieron ante nosotros y la luz del interior del cubículo de metal me deslumbró. Esta vez, el sonido ronco junto a mí, resultó inquietantemente similar a un quejido.
—¿Estás bien? —Las palabras escaparon de mis labios antes de detenerme a pensarlas; así como mis manos volaron a las suyas, que cubrían su rostro. En el instante en que lo toqué, las alarmas en mi cerebro saltaron «Es un demonio. Lo estás tocando. Es peligroso. No deberías estar haciendo esto». Y en un acto reflejo di un paso atrás.
Apenas me alejé se volteó, dándome la espalda. ¿Acaso acababa de ofenderlo? Mi ineptitud social no conocía de sutilezas.—Perdona... —Volví a intentarlo, rodeándolo hasta quedar nuevamente frente a él. Ni siquiera estaba segura si me disculpaba por haberme alejado o por haberlo tocado en primer lugar—. ¿Me puedes decir que ocurre? ¿No te gustan los ascensores? Podríamos usar las escaleras, pero son dieciocho pisos hasta el parqueo...
Con la espalda hacia las puertas abiertas del ascensor, su figura recortada a contraluz frente a mí, resultaba incluso más imponente.
Yo apenas le llegaba al mentón.Cuando comenzaba a creer que no me respondería, apartó las manos del rostro. Se veía exactamente como antes, en la oficina de Bradley; con la cabeza inclinada, mechones de pelo negro caían sobres las oscuras cejas fruncidas en disimulada molestia y la mirada baja, aun esquivándome.
Solo la boca traicionaba su enojo.
¿Quién habría previsto que un puchero podía ser tan sexy y masculino? ¿O quién hubiese imaginado a un temible demonio capaz de un gesto tan infantil?—Demasiada luz. —Las palabras casi pasaron desapercibidas ante la inesperada sorpresa de su voz, grave y áspera, como si no estuviese acostumbrado a usarla.
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Hasta que la muerte nos separe, Demonio. Demonic Vows #1
Fantasy"Para siempre," puede ser aterrador. Cuando una bruja y un demonio sellan un pacto, el "hasta que la muerte los separe," no es una promesa de amor, es un spoiler. TODOS LOS DERECHOS RESERVADOS © Until Death Do Us Part, Demon #uddupd •14 de septiembr...