Prólogo

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La caída

El viento golpea en sinfonía de las palpitaciones en tu corazón. Al abrir tus párpados puedes observar la inmensidad de luz que el sol refleja hacia ti, hacia las flores que hay a tu alrededor. El pasto combinado con la flora reboza entre tus pies. Tu cabello se despeina, se junta en la hermosura causada por el ambiente; los rayos del sol lo hacen notar más brillante de lo habitual. Alzas la mirada hacia el cielo emanando una sonrisa, cierras los ojos y sientes el aire tocando tu piel, la brisa fresca causa escalofríos pero aún así el calor te da energía hasta que un trueno hace estremecerte.

Sin previo aviso, nubes comienzan oscurecerse, se juntan y destruyen la noción del sol; comienzas a sentir frio, bajas la mirada a tus pies y te das cuenta que no hay más flora que te cubra. Mirando hacia los lados, reaccionas. Solo estás tú. La lluvia comienza a caer y entonces tratas de huir, corres pero la población cada vez se aleja más, tus pisadas ni siquiera se oyen de entre los relámpagos y truenos que trajó consigo la tempestad.

¿Qué es lo peor que te podría pasar?

Has caído. La sangre apenas se ve por la oscuridad del lugar, pero tú sientes el ardor, sientes el dolor que causa tu herida. Tardará mucho en curarse, pasarán los años y la marca seguirá ahí.

A partir de La caída, nada será igual.

Y sí fue la historia de ellos...

—Mi madre una vez dijo esto: "La vida en resumen, es así—dirigió su vista al cielo y señaló una estrella. La más brillante.—:Todos...somos austronautas buscando las estrellas, encontrando constelaciones a través del mapa de nuestras cicatrices. Al igual que el universo, nuestras heridas son profundas, el dolor es infinito".

—¿La extrañas?—le preguntó la pecosa, también sintiendo en su corazón el pesar que él llevaba.

—...No lo creo. Todos se han ido, ella solo es una más.

—...Darren, ella era...

—No. No lo era—el chico se quedó en silencio y luego de unos segundos volvió a hablar—Ni siquiera sé por qué tú sigues aquí—dijo, tan simple que Diana no podía deducir sus sentimientos o entender a qué se refería.

—¿Mm?—bufó la pecosa. Ella pensó que él rodaría los ojos y le diría que lo olvidara pero por primera vez no fue así.

Darren no soportaba la compañía, no le gustaba hablar con otros porque sabía que al final se aburrirían de él o lo traicionarían, o tal vez simplemente se irían sin explicación alguna. Pero Diana era demasiado terca como para dejar un lado su propósito de mostrarle la verdadera amistad. Y si no fuese por ella, Darren graduaría del colegio sin amistades.

—De mi vida...¿por qué aún no te vas?

Darren era un caso a parte, las dificultades en su vida ya no eran raras pero sí nada agradables. Su existencia era un caos, su vida permanecía de pie sin saber la razón y cuando secretos fueron revelados ya no hubo oportunidad de una mejoría.

Pero, existía alguien más. Jake, tenía sentimientos, pero, muchas veces solía tratar a sus "menores" de una forma muy grotesca y dura. Diana lo sabía, la chica de cabello color mocca trabajó para la compañía que produjó el gran éxito de la serie protagonizada por Jake Callen. La fama era un gran problema para el chico, él nunca quiso ser una figura pública, y aún no se podía acostumbrar a la responsabilidad que eso conllevaba.

Sin embargo, por muchas malas cualidades que tuviera Callen, para Diana él era bueno, para Diana todos eran buenos.

Al menos hasta conocer realmente su propia historia de vida y ver a quién tanto daño le hizo a "Saturno", causando La caída.

¿Estás listo para ver la luz?







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