La caída

La reconciliación

Estaba ayudando a Joel con un vidrio que se rompió grabando una escena. Quiero ser sincera, me encantó la escena; La morena y la coestrella de Jake, Hether, tenían una pelea muy fuerte, y Hether desató su ira demasiado que se salió del papel y rompió el vidrio, algo que dice Joel, no estaba en el guión, pero yo lo amé. Fue tan dramático.

Pensaba en eso cuando vi a Jake entrar al cuarto de servicio.

—Joel, me dijo Bella que tienes que ir a ayudarla en...algo a su camerino—dijo viendo hacia Joel, dudoso.

—¿Su camerino? Qué raro, Bella nunca me llama a su camerino...será mejor si le mando mensaje.

Joel me ha contado que Bella es una muy buena persona, demasiado amable, sincera, y que han llegado momentos en los que la ve de manera diferente. Ella es tan bonita, su piel tan perfecta, su cabello rubio y ojos azules, que no se me hace raro. Sin embargo, es menor de edad, y cuatro años más chica que Joel...así que, no hay nada que se le pueda hacer.

—¿Me estás diciendo mentiroso?—le inquirió Jake, frivolo.

—No, joven Callen. Disculpe las molestias—le hizo una reverencia y se marchó.

—¡Campbell!

—Callen, sigo preguntandome ¿cómo rayos sabes mi apellido?—dije, apretando los labios para ocultar mi sonrisa.

—Es fácil, tienes cara de Campbell...sí.

—Si fueras una persona con más sentimientos diría que te interesaste tanto en ser mi amigo que buscaste mi expediente de trabajo, pero...¡nah! eso es imposible viniendo de ti, Callen.

—Ratita molestosa, ¿tú crees que el gran Jake Callen, le interesaría una ayudante de limpieza cuando puedo tener a la chica que desee?

—Cierto, se me olvidó que eres "el gran Callen"—dije en tono burlón.

—Eso parece.

—Tengo que seguir arreglando esto, ¿qué quieres?

—Que grosera. Puedo hacer que te corran, ¡he!

—Ayy, Jake—bufé—.Busca otra amenaza, ya me cansé de esa.

—Haré que...que mi madre te vigile—señaló mi cara.

—¡Bien, buena esa!—le di mi mano para chocar los puños, pero él la vio extrañado.

—¿Qué?—preguntó incredúlo.

—Dame los cinco—sonreí.

—Ohh—chocamos las manos. Pude ver su rostro de confusión, observó su mano como si hubiera tocado popó.

—¿Nunca das los cinco?

—No. Es de mala educación—bajó la mirada—.Es de nacos—susurró.

Me reí a carcajadas hasta que el dolor en el estómago hizo que parara—¿Nacos? ¿quién te dijo semejante tontería?

—Mi madre.

—¡Aish, esa vieja!

—¡Oye!—me miró frunciendo el ceño.

—Digo...esa...señora.

Seguí haciendo mis labores mientras él me veía. No pude evitar sonreir al recordar su creencia de "dar los cinco". En un momento descansé recargandome en la pared y dirigí mi mirada hacia él, estaba observandome detenidamente.

Entiendo por qué Brittany está enamorada de él, el solo verlo causa mariposas en el estómago.

—Me gusta tu peinado—rompió el silencio.