10/01 5:35 p.m.
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Era increíble que, pese a mi renuente actitud distante como empleado, ahora me encontrase allí, caminando por la arboleda que aún para no ser la mejor época su panorama seguía siendo lindo, a la par del que hace no tanto tan solo era un extraño.
Sorprendentemente su compañía era apacible, tranquila y de una naturaleza genuinamente gentil, nada fuera de lo normal; de alguna manera sentía como si lo estuviese conociendo más de lo que podía hacerlo en el restaurante, pues bajo éste contexto resultaba algo distinta la interacción. Claro, ése era el punto de las citas, ¿no?, tan solo no esperaba que ésa estuviese yendo tan bien.En el medio de la amena plática, una pregunta resonó fuertemente en mi cabeza, una que increíblemente no me había venido mucho antes.
—Espera. A todo esto, ¿Cuál es tu nombre?—
Era seguro que la sorpresa de mi propia omisión frente a algo tan básico era notoria, sin embargo, una extrañez me recorrió cuando él también pareció descolocarse de la misma manera.
—¿Mi nombre?...— hizo una pausa durante la cual no dejé de sostenerle la mirada, esperando una respuesta que ya se me hacía tardía. Suspiró pesadamente, apartando la vista. —La verdad es que, sí, tengo un nombre, pero no me gusta usarlo.—
—...¿Qué?— de todas las respuestas posibles, no esperaba aquella, y fallé al intentar esconder una risa que amenazaba con salir al imaginar que su nombre sería cómicamente horrible. —¿Entonces cómo quieres que te llame?—
—No lo sé... ¿Qué tal si tú me pones uno?—
—¿Un nombre?— su mirada brilló mientras asentía. Yo no sabía qué hacer, tal invitación era sumamente extraña, sin embargo, antes que juzgar me pareció mejor aceptar.
Me quedé pensando algunos segundos, ideando el emote ideal, y finalmente... —¡Lo tengo!, qué te parece...¡Peter!. Es corto, práctico y fácil de—Ni siquiera había terminado de enumerar las razones por las que tal apodo me había parecido perfecto, cuando su rostro cayó en una palidez peligrosamente exagerada. Literalmente pareció congelarse en el instante.
—¿Estás bien?— no obtuve respuesta alguna, pero por otro lado, cables conectaron entre sí trayendo a mí una emocionante corriente reveladora. —¡Oh por Dios! ¿Ese es tu nombre? ¿Peter?—
—¿¡Qué!? ¡No, por supuesto que no!— adelantó presurosamente el paso que hasta el momento habíamos detenido. Le seguí con una gran y burlona sonrisa en cara; sentía que había ganado una especie de victoria.
—¡Claro que sí!—
—¡Ugh, maldita sea! ¿¡cómo pudiste adivinar así!?—
Nuevamente, no pude evitar reír mientras le perseguía en su rabieta y fue ya hasta que tuve suficiente que jalé de su ropa para detenerlo. Su rostro lucía bastante malhumorado, completamente diferente a como lucía hace apenas instantes.
—Hey, ¿por qué te disgusta tanto?. "Peter" me parece un lindo nombre.— su semblante pareció perder fuerza habiendo pronunciado la última parte de mi oración, sonrojándose en el proceso. Aunque aún parte de la molestia seguía ahí.
—No quiero hablar de eso.— suspiré en resignación, él desvió la vista.
—Ah, está bien... entonces yo tampoco, Filomeno.— le dediqué una sonrisa cómplice que gratamente correspondió, desarmando cualquier rastro de irritación que traía consigo.
En el medio del momentáneo silencio que quedó voltee a mi costado, y lo que vi, por otro lado, captó inmediatamente mi atención. —Oh mira, un rosal.—Ahí, a las faldas del camino, yacía un hermoso rosal frondoso plagado de gigantes rosas tan rojas y brillantes como la sangre misma y de espinas tan grandes y puntiagudas como una garra. Era realmente inusual toparse con uno de esos en aquellos tiempos fríos, o con tan siquiera flores cualquiera.
—Es lindo.— respondió.
—Lo es. Realmente me encantan las rosas, ¿a ti no?.— se demoró un momento en responder, segundo en el cual giré a verlo topando con que miraba fijamente aquella brillante planta.
—Sí... lo hacen.—
[...]
Las horas se nos habían escapado fugaces en tan solo un parpadear; habiendo salido de aquel parque nuestro próximo destino fue otra cafetería (no la mía, por supuesto), siendo mi plan tan solo llevar una bebida caliente que al final terminé compartiendo junto a él en vista de su falta de dinero. Por supuesto, aquello no me importó o molestó en lo absoluto, cosa que le hice saber casi de inmediato.
Nuestro paseo concluyó por el medio de las calles transitorias moderadas, una vez que el Sol se había ocultado y dio paso a la noche parcialmente estrellada que las luces de ciudad dejaban opacada. Ambos reíamos al unísono de algo que alguno había dicho, probablemente él pues había descubierto que Peter, a quien me permití solo mentalmente llamar así, además de poder ser sosegadamente coqueto, tenía un característico sentido del humor compatible con el mío. Me agradaba.—Ah, esto fue muy divertido, pero creo que ya tengo que irme.— le regalé una sonrisa que al final no pudo ocultar cierto desánimo, al igual que el suyo que no tardó en mostrarse.
—¿Enserio?— asentí. —quizá yo... ¿podría acompañarte hasta tu casa? q-quiero decir, es de noche ya y a mi no... me gustaría que te pasara algo.—
—Oh, no te preocupes por eso. Estaré bien.—
—No, de verdad insisto. Para mí no sería ninguna molestia.— el gesto carialegre que a continuación surgió de entre sus comisuras no me dejó otra alternativa. En realidad me incomodaba que supiese en dónde vivía, pero por otro lado, me era difícil, si no es que imposible, rechazar su cortesía.
Al final terminé por acceder.[...]
—Uh... es aquí.— una ligera risa nerviosa salió de mí sin antes preverlo. Estábamos a la entrada del edificio de mi hospedaje, y ahora tocaba una nueva despedida. —Gracias por traerme hasta aquí.—
—No fue nada.— sonrió con galantería, cosa que correspondí con terneza. —Yo... lamento si lo de hoy no fue la gran cosa.—
El chasco con el que había hablado en su expresión fue suficiente para conmover en gran parte mi interior. —A mí me pareció bien, ¿sabes?. Aunque si tanto te preocupa quizá puedas mejorarlo la próxima vez.—
—¿La próxima vez?— el brillo en sus ojos pareció incrementarse cuan faroles. Sonreí.
—La próxima vez.— la sonrisa que traía consigo se ensanchó tanto que juro haber visto sus comisuras llegar hasta los pómulos que ya lucían en un tenue rosa. Me pareció adorable la emoción que desbordaba. —Por lo pronto... espero poder seguir viéndote en el restaurante.—
—Oh, así será.— en ese instante, de una cierta forma su mirada y energía, incluso su sonrisa se habían vuelto más profundas que antes al ser proyectadas directamente hacia mí, estremeciendo mis adentros. —Te veré mañana, Darling~.—
Recuerdo muy bien haber sentido el satisfactorio revoloteo en mi estómago después de haber finalizado aquel encuentro, las... ¿Mariposas, será?. No lo sé, pero había sentido tan extraño como placentero; el cosquilleo mesurado recorriendo mi cuerpo y la torpe sonrisa que se rehusaba a abandonar mis rasgos faciales me dejaban saber que, de alguna manera, algo había resultado muy bien. Tanto que preferí ir directamente a la cama antes de manchar los frescos recuerdos con deberes de carácter fastidioso, improvisando una cena de recalentado y huyendo por fin al confort de mis aposentos, cayendo así en el lecho con tal cual las mismas prendas que en ese momento llevaba puestas.Tan sólo no esperaba el detalle que a la primera hora de la mañana me estaría esperando.
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•Stockholm◦ | YourBoyfriend
FanfictionOh cariño, nuestro comienzo no fue uno bueno. Lejos de lo racional, en el centro de todo el amor que tenías guardado para mí, pude entender. Aquí, ahora y siempre, prometo amarte tanto como tú lo hiciste. . . . . Historia Y/B x Y/N inspirada en la n...