LA OFRENDA (Terminada)

Capítulo 9

Lisa

—Sé que debería estar aquí diciéndote lo descabellado que es esto. — empieza Nina, mientras me clava flores en el pelo con un suspiro. —Realmente no es necesario. Mi madre ya se encargó de eso.

Creo que empezó a fumar para tener algo que hacer mientras se paseaba por el estacionamiento.

—Es comprensible, supongo. Pero creo que tengo que decirte lo emocionante que me parece esto. Es decir, he leído libros y he visto películas en las que sucede esta locura de amor a primera vista, pero nunca pensé que lo vería en la vida real. Se siente muy de princesa de Disney.

—Eso es lo que le dije antes a Aidan. — digo, sonriendo alegremente al encontrarme con sus ojos azules en el espejo.

—Todo esto es muy 'Érase una vez un sueño'. — ¿Verdad?— Nina jadea mientras coloca un velo en mi peinado.

—Es jodidamente romántico. — Haciéndome girar por los hombros, desliza una mano entre las mías y la otra alrededor de mi cintura mientras tararea la clásica melodía, bailando un vals por el dormitorio de Aidan mientras ambas reímos y nos dejamos llevar por la emoción de una boda repentina.

—Siento interrumpir. — dice una voz grave desde la puerta mientras Vaughn golpea los nudillos contra la puerta abierta, con una sonrisa divertida en el lateral de la boca cuando gritamos y nos separamos de un salto como si no estuviéramos bailando, aunque todos sabemos muy bien que estábamos actuando como niños pequeños.

—No hay nada de lo que disculparse. — digo, alisando con una mano el largo vestido blanco con remolinos de cuentas, el cual escogí de los miles de vestidos  de la diseñadora que trajo Aidan a la mansión

—Sí. — añade. —Solo estábamos... eh... ¡probando el largo de su vestido!— Nina dice la última parte como si de repente hubiera recordado las respuestas de un examen sorpresa para el que no había estudiado. Vaughn se ríe mientras la mira a los ojos durante un tiempo
demasiado largo.

— ¿Necesitas algo?— Pregunto, luchando contra una sonrisa mientras él parpadea un par de veces, como si despejara su mente de un hechizo.

—Sí. Todo lo de abajo está listo para salir. —Oh, Dios. — Las mariposas nerviosas saltan a la vida en mi estómago.

—Supongo que es la hora entonces, ¿no? Vaughn sonríe y asiente. —Te veré ahí entonces. — Su mirada pasa de la mía a la de Nina y luego se sonríen el uno al otro hasta que sale del apartamento y se dirige escaleras abajo antes que nosotros.

Miro fijamente a Nina con una enorme sonrisa en la cara. — ¿Qué?— pregunta finalmente, y sus mejillas se enrojecen al
verme a los ojos. — ¿Tu alma se acercó y le guiñó un ojo a su alma?— Pregunto,
con deleite en mi voz. — ¿Qué?— Se ríe y sacude la cabeza. —No puede ser. Los rayos no caen dos veces. Y ciertamente no tan conveniente como eso.

— ¿Qué tiene de conveniente Vaughn? —Solo que es el hermano del casi-marido de mi mejor amiga.

Sería como si los gemelos se enamoraran de gemelos e igual de improbable. — Pone los ojos en blanco y vuelve a acercarse a la cómoda donde hay un pequeño ramo de flores silvestres.

—

De acuerdo. — dice, obviamente despidiéndome mientras me dirige hacia la puerta.

—De hecho, ahora que te vas a casar, probablemente voy a empezar a coleccionar gatos como compañía.

—No necesitarás gatos. — digo mientras llegamos a la puerta principal del salón.

—Tendrás a Vaughn. Nina pone los ojos en blanco.

— ¿Qué tal si primero te casamos? Luego podemos preocuparnos por mí.

—Trato hecho. — digo con una risita antes de bajar las escaleras, donde mi padre me espera. Y mientras miro el lugar lleno de los integrantes de todas las  manadas, incluyendo a mi círculo pequeño de amigos y familiares de Aidan y míos, no puedo evitar soltar una pequeña lágrima de felicidad. Esto realmente parece un sueño, excepto que no lo es. Es real. Y por una vez en mi vida, lo estoy viviendo.

— ¿Lista, Lisa?— pregunta papá mientras deslizo mi mano en el pliegue de su brazo y respiro profundamente. —Sí, papá. Estoy lista. — susurro, justo cuando me besa la mejilla y señala con la cabeza al hermano de Aidan, Kellan, que indica a los músicos  y empieza a sonar You Had Me from Hello.

—No puedo creer que mi pequeña se case. — dice papá con una lágrima en los ojos. —Estás preciosa.

—Te quiero, papá.

—Lo mismo digo, Lisa. Cuando termina la introducción de la canción, papá y yo
caminamos cogidos del brazo alrededor de la barra, echando el primer vistazo a mi alto y guapo novio, que está esperando entre una fila de sillas al final de la pista de baile con Vaughn de padrino frente a Nina, que es, por supuesto, mi dama de honor.

En el momento en que Aidan me ve, es como si se iluminara por completo. Sus hombros se enderezan y sus labios se curvan mientras sus ojos absorben cada parte de mí. Hay algo especial en su mirada que me hace sentir muy hermosa. Es adictivo, y algo que espero que continúe durante lo que estoy segura de que será un matrimonio largo y feliz.

—Hola, guapo. — digo mientras papá le estrecha la mano y transfiere la mía a la de Aidan. —Creo que nunca he visto una imagen más impresionante que
la de ti caminando hacia mí con un vestido blanco, cariño.

Mi pecho se llena de emoción mientras lo miro a los ojos. —Te amo, Aidan. Levanta su mano libre y me toca las mejillas. —El sentimiento es mutuo.

—Si podemos empezar.— dice el ministro, con una voz clara que
resuena en toda la sala, y nos lleva a pronunciar nuestros votos matrimoniales mientras prometemos amarnos con todo lo que tenemos, en la salud y en la enfermedad, hasta que la muerte nos separe, para siempre.

—Sí, acepto. — decimos los dos, nos abrazamos y nos besamos para sellar nuestras palabras con hechos mientras nuestros amigos y familiares nos aclaman, mostrándonos lo bendecidos que somos. Porque no solo nos hemos encontrado el uno al otro, sino que también hemos conseguido reunir a una sala llena de gente que nos quiere lo suficiente como para reorganizar sus días y ser testigos de nuestra perfecta, espontánea y hermosa unión.

—Voy a pasar el resto de mi vida amándola, Sra. de los licántropos. —
susurra Aidan contra mis labios mientras me abraza. —Y yo a usted, Sr. de los licántropos. Serás el hombre más feliz del planeta. Su agarre a mí alrededor se hace más fuerte.

—Ya lo soy. — dice, besándome de nuevo.

Fin