LA OFRENDA (Terminada)

Capítulo 1

Lisa

Son las 7:00 a.m cuando el sonido más encantador es escuchado por mis oídos *notese mi sarcasmo*, ese maldito despertador es mi enemigo desde que tengo memoria, bueno no me queda de otra que tomar a mi enemigo y destrozarlo al lanzarlo contra la pared, allí va mí despertador #100. 

Me levanto de mi amada y hermosa cama *como te amo, alma gemela*, eligí la ropa que me pondré *ni modo que me pasee desnuda*, voy al baño y hago mis necesidades y me baño.  Al estar lista, salgo de mi habitación y me dirigí a uno de mis lugares favoritos de mi dulce y amado hogar "la cocina". Al llegar noto que mi familia ya desayuno *que familia tan solidaria tengo, abandonadores*, me preparo unas tostadas con mermelada y un jugo de naranja.

Al terminar salgó de mi casa y me dirigí a la  casa con mi  vecina favorita que es mi mejor amiga Nina pero nadie me abre la puerta *esto es raro, Nina siempre está en su casa*, al no encontrar a mi eterna compañera de delitos, voy en busca de mi hermano Ashton para que me preste su computadora, por que la mía se descompuso pero no lo encuentro y allí es cuando me doy cuenta...

No hay ni una sola persona alrededor, generalmente todos los que integran nuestra manada se lleva bien, por lo tanto siempre hay reuniones de amigos, las esposas de los jefes de las familia siempre están platicando chismes sobre otras manadas pero al voltear en diferentes direcciones no veo a nadie *que raro* , regreso a mi casa y observo una nota pegada en el espejo que esta cercas de la puerta, la cual dice:

"Hija, el Alfa nos llamó a todos a la salón media luna pero estabas profundamente dormida y cómo te pones como una fiera sí te despertamos, cuando estés lista ve al salón media luna"           

Termino de leer la nota que en mi opinión, ya parece una carta pero bueno, agarro mis llaves y mi celular y me dirigí al salón media luna...

Salón media luna 

Narrador 

Todos los integrantes de la manada no paraban de discutir sobre que hacer con la ofrenda de ese año, nadie se ponía de acuerdo y todos hablaban al mismo tiempo, hasta que el sonido de las puertas dobles del salón fueron abiertas y todos quedaron callados, ya que su solución apareció de pronto frente a sus ojos y los engranajes en sus cerebros hacía clic.