¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Itachi ha caído bajo un hechizo.
Hay varias, pequeñas y sutiles señales que lo confirman.
Itachi despierta con el susurro de un nombre en su boca; la mirada perdida de una criatura que anhela la cercanía del ser amado.
Pareciera que, perezosamente, lo busca en la cama matrimonial con la intensión de acurrucarse, olvidarse del trabajo y dormir hasta la mañana siguiente.
El reloj sonará a las ocho, pero él se levanta al cuarto para las siete. Se lava los dientes frente al espejo mientras tatarea una canción. La sonrisa hace que el dentífrico le escurra por las comisuras. Piensa en los chistes de su amado y su mañana se ilumina.
Después de arreglarse, vuelve a la habitación para besar castamente a su pareja y, finamente, sale de la casa.
Itachi está bajo un hechizo, eso es evidente. En su camino a la oficina, se desvía a una pastelería. Piensa en su amado. ¿Qué lo hará más feliz? ¿Pastel de chocolate, de vainilla? Itachi elige el de tres leches. ¡Aquel hombre es amante de los sabores dulces!
La fila es larga, se demora más de lo necesario. Es una sorpresa, ¿alguna vez Itachi se ha mostrado así de impaciente? No. Eso solo confirma que está bajo un hechizo.
Ya van a dar las nueve; el aun no llega al trabajo y, para tu sorpresa, no es eso lo que le preocupa, sino que probablemente, cuando sea su turno, el pastel de tres leches se habrá agotado.
Pero ¿cómo podrías saber lo que pasa por su cabeza?
Tú solo sabes que está bajo un hechizo.
Y solo puedes imaginarte que, al llegar a la oficina, Itachi se distrae cada cuarto de segundo. Debe pedirle a Kakashi que le repita las cosas; le da las buenas tardes a Sasori, aunque apenas sean las once de la mañana. Tiene un ojo sobre su reporte y otro sobre el reloj, esperando su hora de salida.
«Llegaré tarde hoy, iré a tomar algo con los de la oficina. Dejé la cena preparada».
El celular vibra dentro de tu pantalón. No quieres leer el mensaje. En cambio, sigues a tu amado en silencio, entre los desconocidos en las calles y en el transporte público, preguntándote si tus nervios serán palpables, si tus temores serán reales. Porque Itachi claramente está hechizado, pero tú te aferras a creer que Hidan estaba mintiendo cuando comentó que la comadreja le estaba poniendo los cuernos a su esposo con un mocoso.
Y vamos, ¿te cuesta asimilar que has visto a Itachi colgarse de los brazos de aquel joven tan pronto le abrió la puerta? ¿Recuerdas la forma en la que le cantó «Feliz cumpleaños, Shisui» con su voz de terciopelo?
¿Es tan difícil imaginar lo que sucede tras las puertas de aquel departamento?
Tú sabes cómo es Itachi cuando está hechizado. Alguna vez lo estuvo contigo. Sabes que se derrite en los brazos de él, que se entretiene quitando los botones de la camisa, que le gusta hundir la nariz en la piel ajena para impregnarse del olor.
Que besa. Que acaricia. Que ama.
—Te amo, Shisui—casi estás seguro de haber escuchado ese susurro—. Locamente. En verdad.
¿Cuándo fue la última vez que te dijo que te amaba, Kisame?
¿Vas a tocar esa puerta?
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Fue una humillación doble en el unO, jaja. Ah, solo para que conste, sí me gusta el KisaIta xd pero alguien debía ser el cuernudo. Espero que les haya gustado :3 [ Daisy_in_lazy_eyes ]
