II. Sentimientos encontrados

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La música se escuchaba fuerte haciendo que las voces y risas de las mesas contiguas fueran poco entendibles, era más bien como una gran masa de ruido que envolvía a todo el lugar; olía a tabaco y a alcohol y todo esto junto se sumaba al dolor en el abdomen de Jungkook gracias a las risas que provocaban en él sus amigos.

Hasta hace apenas unas horas, este tipo de ambiente le habría parecido a Jungkook un tanto lejano.

Se encontraban los cuatro sentados en la pequeña mesa del mismo bar que escogían siempre desde que todos habían entrado a la universidad. Iban ahí casi cada viernes a tomar algunas cervezas, terminar con el estrés de la rutina y ponerse al día sobre la vida de cada uno, ya que sólo Yugyeom y Jungkook estudiaban en la universidad de leyes.

Seokjin había ido por el camino de la contabilidad, mientras que Taehyung por otro lado, se había desviado un poco yendo por el lado artístico; buscaba perfeccionar sus habilidades en las artes plásticas.

Cada fin de semana se reunían y hablaban de todo y nada al mismo tiempo, sin embargo, Jungkook solía saltarse esas reuniones de vez en cuando hasta que comenzó a hacerlo con más frecuencia, lo cual terminó en evitar a sus amigos por varias semanas seguidas.

El castaño había estado lejos del grupo un poco más de un mes y sin haberse dado cuenta. No era algo que él hubiese querido o buscado, ni siquiera planeó semejante cosa, simplemente sentía que la culpa iba a terminar por sacarle los ojos en algún momento por mentirle a todo el mundo, así que quería pasar el rato sin tener que mentirle a nadie más que a sí mismo.

—¡Debieron haber visto su cara! Fue realmente épico —decía Seokjin entre risas mientras recibía un golpe en la espalda por parte de Taehyung.

—¡Suficiente de burlarse de mí! —Replicó —Al final ella aceptó salir conmigo porque las risas son siempre lo que conquistan a las chicas. —Aclaraba orgulloso, señalándose a sí mismo.

—Pues yo no he visto que Yangmi se ría mucho con Jungkook —agregó Yugyeom riendo aún —¿cómo hiciste para conquistarla? —preguntó sin perder el toque burlón.

—Es el encanto natural de los Jeon, ya saben.

Jungkook se sentía justo en ese momento en su zona de confort. Desde la tercera cerveza había sentido que el peso en sus hombros había disminuido considerablemente y podía permitirse relajarse un momento.

Entre risas y muchas anécdotas sobre todo lo que se había estado perdiendo el castaño por pasar tanto tiempo solo en la biblioteca tratando de aprender de memoria todas las reformas de los últimos veinte años, en su teléfono entró una llamada. No era un número que tuviese registrado, pero tenía la lada de Daegu.

Supo de inmediato quién era y después de hacer callar a sus amigos, se aclaró la garganta y contestó.

—¿Hola? —Preguntó curioso.

¿Es todo lo que vas a decirme? ¿No vas a pedirme permiso para casarte con mi hermana, mocoso? —Le preguntó una voz bastante conocida por el otro lado de la línea. Sonrió ampliamente y puso la llamada en el altavoz.

—Tengo que recordarte que no me habías dado un número para llamar y preguntar. —Sus amigos guardaban silencio tratando de escuchar quién era el dueño del número sin registrar.

¿En dónde estás ahora mismo? —Se le escuchaba alegre. Al momento que los demás escucharon aquella voz no cabían de la felicidad.

—¡Justamente vino a ver a su amante en el bar del centro! —Seokjin se apresuró a responder, haciendo que todos incluso el que se encontraba desde el otro lado de la línea, soltaran una risa floja.

Sexual Fantasy (Jikook)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora