Con los ojos vendados, podía sentir claramente besos húmedos que subían y bajaban por su cuello, sentía claramente unos labios gruesos succionando en lugares aleatorios de su piel, la sensación de cómo esa lengua recorría y saboreaba su esencia hacía que su espalda se arqueara. Su cuerpo se sentía tan caliente y su mente se nublaba cada vez más conforme la lengua avanzaba hacia abajo, saboreando sus abdominales con una lentitud un poco tortuosa.
Sin poder pensar en nada que no fuese la persona que era culpable de someterlo de esa manera a tal placer, quitarse lo que sea que estuviese cubriendo sus ojos iba convirtiéndose en una necesidad, aunque mantenerse a la expectativa de lo que podría pasar hacía que sus manos se quedaran quietas sobre la cabeza del chico que lamía con fervor su piel; enredaba sus dedos con ansias entre el sedoso cabello. Se permitió también a sí mismo dejar que sus manos pasearan por los fuertes y anchos hombros del contrario.
Tendido en una mullida superficie disfrutaba de las caricias en sus costados, uñas que se hundían de manera deliciosa en su piel iban de arriba a abajo haciéndole estremecer. Manos fuertes y experimentadas que subían por su torso acariciando y pellizcando de vez en vez sus pezones, se cernían fuertemente en su cuello mientras dejaba marcas en lugares nunca antes besados. La imagen de quien sea que fuera la persona sobre de él se formaba en su imaginación: brazos fuertes, la boca que no dejaba de depositar besos tibios, esponjosa, seguramente una espalda tonificada y los hombros trabajados... lo hacían poner los ojos en blanco detrás de la tela que los cubría.
Se sentía deseado, se sentía hambriento y tan sólo quería más.
Quería apretar con fuerza la cintura del chico con sus fuertes muslos y jamás dejarlo ir. Lo quería dentro de él.
Quería tantas cosas justo en ese momento.
Las manos fuertes se dirigían a su cremallera que aprisionaba su ya necesitada erección. Por sobre la ropa, sentía como la calidez de esa mano le cubría y así mismo se revolvía con desesperación por sentir más, acercarse más, simplemente quería más.
Entonces la cálida boca mordió por sobre la ropa de nuevo y su erección palpitaba detrás de sus pantalones contra la boca que respiraba cálidamente justo ahí. Sudor frío recorriendo su espalda ya arqueada nuevamente. Ese aliento cálido abandonó su entrepierna pata ahora dirigirse de nuevo hacia sus abdominales, subiendo por su cuello, hasta llegar a su oído donde mordió el suave lóbulo de su oreja soltando un gemido a propósito para que de esa forma pudiera escuchar lo excitado que estaba el contrario.
—¿Qué quieres que te haga Jungkookie? —preguntaba coqueta la voz de aquel chico. Jungkook se crispó de inmediato al reconocer esa voz demasiado familiar.
Se removió ansioso en la cama de nuevo, haciendo lo posible por quitarse de los ojos lo que sea que estuviera cubriendo su vista, pero sus brazos se sentían tan pesados en ese momento, y el chico que olía deliciosamente a madera de pino se había esfumado de repente, dejando su erección dentro de sus pantalones completamente abandonada.
—¡Jungkook! —le llamaban mientras un codo era enterrado en sus costillas insistentemente.
—Dios, Jungkook, ¡despierta! —decía Yugyeom en un susurro.
El castaño abrió los ojos sintiendo su corazón latiendo desenfrenadamente y mientras analizaba su entorno se dió una palmada mental por haberse quedado dormido en su clase. Ojos curiosos lo observaban.
El profesor lo miraba severo, sobre sus gruesas gafas desde su posición, al frente de toda la clase, con una expresión de sorpresa que jamás le había visto dirigirle a él en específico.
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Sexual Fantasy (Jikook)
Fanfiction*RESUBIENDO* - Contenido adulto - Contenido homosexual - Historia original - Actualizaciones lentas